LA SITUACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS DE BOLIVIA CONTEMPLADA POR EL PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Milenka Rosario (2020)

De esta manera el ideario de libertad e independencia que pregonaba la autonomía universitaria se ha transformado en impunidad, en esta suerte de microestado universitario, donde el llamado «cogobierno» se ha convertido en una dictadura, lucha de poderes y alianzas putrefactas, como un cáncer terminal que parasitariamente no termina de matar al enfermo.

Por Nulfo Yala

Recientemente el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce, se ha pronunciado respecto de la situación de las universidades públicas del país, señalando que los resultados en la educación superior son insatisfactorios en su generalidad; de igual manera que, no se ha logrado cumplir las expectativas con relación a la investigación que debería desarrollarse en las universidades. Producto de ello, Luis Arce, señala que las universidades actualmente se encuentran en los últimos puestos del ranking mundial, e incluso, latinoamericano.

Estas aseveraciones, son del todo evidentes. Más aún a sabiendas que el Presidente forma parte del plantel docente de la Universidad Mayor de San Andrés, desde hace varios años atrás, en la ciudad de La Paz, y por tanto es conocedor directo de la situación en la que se encuentran las universidades públicas en Bolivia.

Esta situación de crisis, como lo manifestamos, en anteriores artículos, es una lenta y inminente decadencia, que viene arrastrándose, tolerándose; e incluso, promoviéndola directa o indirectamente (por acción u omisión) por todos los actores relacionados con las universidades: la comunidad universitaria, la sociedad en su conjunto; y por supuesto, el Gobierno.

Parte de esta problemática, ha sido precisamente el aprovechamiento nefasto de la denominada y mal llamada «autonomía universitaria». Bajo este paraguas, se ha venido tejiendo una intrincada red de corrupción que alcanza y rebasa, inclusive, la misma estructura que la genera. No se debe olvidar, por ejemplo, que repetidamente se observa cómo «dirigentes de otrora» que convulsionaron, bloquearon, agredieron y transgredieron el ordenamiento jurídico en el país, bajo el amparo de la autonomía, por intereses caudillista y de manejo prevendal y político (tanto en el estamento docente, administrativo y estudiantil) terminan siendo reciclados y reclutados en los diferentes partidos políticos, incluido del actual gobierno. Cómo no olvidar, por ejemplo, del dirigente estudiantil que mantuvo cerrada la universidad de Potosí, por más de 7 meses y que luego fue reclutado para ser diputado por el partido político del MAS. Cómo no recordar que, otrora, dirigentes universitarios que en nombre de la autonomía cerraron universidades públicas a vista y paciencia de todos; bloqueando, creando grupos de choque para amedrenter y agredir a los estudiantes que sí querían estudiar, fueron luego captados por partidos políticos, para ser alcaldes o alcaldesas, consejales, viceministros (algunos dirigentes universitarios que fueron viceministros, sin ni siquiera haberse graduado de la universidad) y otros cargos políticos.

Es decir, las universidades se han transformado en una suerte de «escuela» en prácticas de corrupción y manejo político, donde hacen sus primeras armas los supuestos «líderes políticos» (entiéndase como politiquero), en donde se visibilizan para llamar la atención reclutadores políticos, para luego ser utilizados y muchas veces también desechados, como sucede frecuentemente en la vía de la politiquería en Bolivia. De esta manera las universidades públicas se han transformado en el semillero de cuadros políticos que vienen engrosando el sistema de corrupción político prebendal que caracteriza, hoy en día, a Bolivia.

Por supuesto, en este escenario, el desarrollo científico y académico, es lo que menos importa, no solo al interior de las universidades, sino también hacia afuera. Cuántos meritorios profesionales que se empeñaron en formarse son ilustres desempleados o con trabajos precarios, precisamente a mercer de los poliqueros, que poco les importa la capacidad y profesionalismo. Si no amarra los huatos del político ni participa de los rituales de alcoholización o de mediocridad de sus colegas (que trabajaron para que salga electo el candidato) prácticamente se queda en la calle a merced de otros politiqueros de ligas más bajas, que además pedirán favores de todo tipo (no solo económicos) para mantenerse en el trabajo.

Y seguimos la linea conductora del poder, llegaremos a la reveladora pero trágica evidencia, que es la sociedad, la gente misma, quien elige a sus representantes. En consecuencia, esta suerte de realidad que nos toca vivir, no solo es tolerada sino también establecida y sostenida por la gente que elige, normaliza y mantiene esta situación en la que nos encontramos en el país.

Se dice que la universidad se debe a su pueblo, y esto a muchos causa consternación y temor. Si el pueblo, al que hace referencia, tiene en su idiosincracia, la corrupción como norma y «modus vivendi», entonces la universidad será precisamente el reflejo de su pueblo. Y como un circulo vicioso uno retroalimentará al otro de manera perversamente sostenible.

Frente a este panorama, las posiciones y decisiones del Gobierno, contribuyen agravando esta debacle; no solamente por el interés de la ganancia política que implica el controlar a las universidades públicas, sino también por ausencia de una visión integral del auténtico rol que debería cumplir las universidades, para el desarrollo de la ciencia y tecnología en Bolivia.

Se observa, en este último caso, por ejemplo, como las exigencias del aparato gubernamental a las universidades, se reduce a inadecuadas exigencias administrativas, sin comprender a cabalidad los sistemas educativos, que tienen una complejidad y particularidad propia; como son, los sistemas en la educación superior.  Es el caso de la política de privatación gradual a la que son sometidas, indirectamente, las universidades públicas, con imposiciones mercantilistas y de fines de lucro. Es el caso de las famosas «matrices de compromiso» a la que están obligadas muchas universidades por el déficit presupuestario (dicho sea de paso por cuestionables decisiones de autoridades universitarias que gastaron más de lo que debían de sus presupuesto) en las cuales algunas universidades se comprometen con el gobierno para generar ingresos, a través de cursos, matrículas, prestación de servicios de consultoría, etc. Es decir, transformando a la universidad en un mero ente prestador de servicios con fines de lucro, compitiendo con empresas consultoras privadas y otras, para generar ingresos. Esto desvirtúa y despoja totalmente la razón de ser de una universidad pública, que es precisamente la búsqueda de la excelencia y calidad en la formación académica y el desarrollo de la ciencia.

La llamada «autonomía universitaria», en su momento fue una medida revolucionaria, a partir de la revolución de 1918 en Córdoba, para mantener la independencia ideológia, científica y política de las universidades. Lamentablemente hoy en día, la autonomía se ha vuelto contra su razón de ser; es decir, contra los fines altruistas para los cuales fue creado. Paradógicamente es utilizada, ahora, para perpetuar el contubernio del pacto de mediocridad docente estudiantil, donde los unos hacen que enseñar y los otros hacen que aprender, donde existen docentes anquilosados en decrepitud intelectual y eternos estudiantes (recuérdese los casos de corrupción recientes de estudiantes que utilizaron la dirigencia para perpetuarse beneficiarse de su posición). Docentes y estudiantes vegetando inamobibles e intocables. Una mentira pactada y acordada para mantener la corrupción, la prebenda y los intereses de poder de grupos; y, por supuesto, de dirigentes que utilizan la institución como trampolín político para proyectarse en las defenestradas ligas de la politiquería corrupta que caracteriza al país.

De esta manera el ideario de libertad e independencia que pregonaba la autonomía universitaria se ha transformado en impunidad, en esta suerte de microestado universitario, donde el llamado «cogobierno» se ha convertido en una dictadura, lucha de poderes y alianzas putrefactas, como un cáncer terminal que parasitariamente no termina de matar al enfermo.

Por supuesto, esto es insostenible; al menos si queda algo del sentido de decencia, integridad y apego al sentido de la dignidad por parte de la sociedad. Más temprano que tarde la decadencia parasitaria, arrastrará a todo el sistema universitario a su crisis terminal, irremediable y definitiva, que será un despertar doloroso y demoledor a la realidad en la que, como país y sociedad, estamos sumergidos y de la cual directa o indirectamente, todos somos responsables.

La cuestión que queda es ¿Se puede hacer algo todavía?. El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, intenta con cautela y cálculo político, develar solamente la punta del iceberg. Pero, por supuesto, como docente antiguo del sistema universitario, conoce muy bien toda esta problemática. Tomando su crítica, la pregunta es ¿Qué hará ahora, él, como máxima autoridad del país y como docente universitario, para solucionar estos problemas estructurales por los que atraviesan las universidades públicas en Bolivia? Y sobre todo, nosotros como sociedad ¿Seguiremos guardando un silencio cómplice, normalizando todo la pravedad que sucede, al interior de las universidades, ante nuestros ojos?

nulfoyala@gmail.com

IGUALDAD Y LA DIFERENCIA UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICA Y TEÓRICA

Milenka Almanza (2020)

 

Por Milenka Almanza:

Con el giro posmoderno que transita de la igualdad al reconocimiento de la diferencia, en qué consiste el Feminismo de la Diferencia, como lee este feminismo la emancipación de las mujeres. Cuál es el debate que entabla con el feminismo de la igualdad.

Dos teorías aparentemente dicotómicas, en disputa; pero que transitan y encarnan los feminismos y su evolución contante, ambos transgresores, sujetos de un debate intrafeminista.

En ese marco, este artículo analiza las divergencias, contradicciones conceptuales, que hacen el debate entre el feminismo de la Diferencia y el feminismo de la igualdad, y el proceso emancipatorio de ambos.

Entonces, el feminismo de la diferencia es una construcción contrastante de miradas, enfoques transgresores y el alter de los feminismos de la igualdad. Se constituye en una elaboración teórica en constante discusión en las teorías feminista, también denominado como feminismo cultural. Analiza los procesos de emancipación desde su contribución a la transformación de los procesos de poder en general o reafirman el poder de lo masculino; por tanto, no acepta la masculinidad como modelo a seguir.

En cambio, el Feminismo de la Igualdad, visualiza su emancipación, de la liberación de un sujeto femenino; pero una de sus mayores críticas estructurales es que lo masculino es la estructura de esa igualdad. Además, desde el punto de vista de la posmodernidad, existe una crítica a las miradas de los feminismos modernos que afianzaban la esencialidad, al ser humano occidental y las mujeres blancas monoteístas. Adicionalmente, el feminismo de la igualdad, tiene como meta la libertad, pero no se ha cuestionado que es libertad y quien lo propugna , desde donde se mira, de  donde se entiende; y ese es a mi juicio una de los mayores errores conceptuales.

En contraposición el Feminismo de la Diferencia, hace una crítica profunda a la concepción de las sociedades occidentales, sus necesidades, organización, de las cuales surgen las necesidades de buscar igualdad, como si la única e universal forma de organización, opresión seria desde la mirada de las sociedades y el pensamiento occidental, y que pretende construir un única historia (Piedra, 2004)

En ese contexto, una de las principales aportaciones del feminismo de la Diferencia, es la lectura de la emancipación, interpelando y cuestionando la categoría “mujer”, y que los esfuerzos feministas deben orientarse a la deconstrucción.

El debate que aborda con el feminismo de la Igualdad, de hecho ambos son contrarios entre sí, en ese marco el debate es amplio, pues el feminismo de la igualdad reconoce a lo femenino como segundo, y que debe buscar a través de diferentes medios llegar a compartir el primer lugar con el sujeto masculino, en oposición al Feminismo de la Diferencia plantea una oposición radical a la despatriarcalizador.

Por otro lado de acuerdo a Irigaray (1997), el Feminismo de la Igualdad, plantea sus vindicaciones, bajo los discursos de la modernidad, en cambio el feminismo de la diferencia desde Irigaray propone restaurar y resinificar el ser y el habitar de lo que se considerara como mujer. Además el debate se centra en que el feminismo de la igualdad no presta atención en el diversidad cultural de las mujeres (Piedra, 2012); además de las diversidad racial y de género. En cambio el Feminismo de la Diferencia, ataca los discursos totalizadores, y es una propuesta de pluralismo; de manera que el feminismo se pueda asimilar fácilmente a otros varios movimientos de autodeterminación y liberación (Owens; 1986), lo cual lo hace más versátil y dinámico. En consecuencia propone que pensar a las mujeres o a la femenino desde la diferencia es importante, pero no desde el binarismo, hombre mujer; sino de las múltiples otras opciones a considerar.

Adicionalmente, una de las consecuencias, quizá no previstas por las feministas de la igualdad, es que  producto del abordaje teórico y conceptual de este feminismo hoy en día, se ha derivado la doble o triple jornada de las mujeres. Esto fundado en lo masculino que se ha considerado como el modelo a seguir, y que profundiza la visión de lo femenino como objeto sexuado.

Pero a su vez, esta pregunta interpela la igualdad se asume que la mujer está relacionado con el sexo biológico o su cuerpo sexuado, por tanto este sujeto debe ser liberado de u opresión, en cambio desde la diferencia, el sujeto es una incógnita sujeta a construcción constante.

No obstante,  si se analizan las aportaciones y dimensión del feminismo de la igualdad en primera instancia, se consagra con el movimiento sufragistas y, hoy por hoy, los perfiles valorativos de la democracia. En contraposición, la aplicabilidad del feminismo de la igualdad, devela una cosmovisión eurocéntrica, cuya aplicabilidad en el contexto boliviano y latinoamericano, es cuestionado en suma, por las características de las sociedades y sus orígenes.

Desde el feminismo de la diferencia, se aborda e incluye  una posición denomina: ética del cuidado, lo cual defiende que la diferencia moral de las mujeres, tiene que ver con cómo de las cría (Serret, 2016), esto complejiza el entendimiento más una de la diferencia, pues tiene un amplio contenido cultural, por lo que también se lo denomina Feminismo Cultural.

Lo complicado de esta mirada un tanto radical, es la invisibilización o anulación del sujeto del feminismo. Replantea  y repiensa, el concepto mismo de mujer, lo cual es revolucionario, pero no esa anulación desde lo teórico anula el sujeto político del feminismo.

También si se analiza el Feminismo de la Diferencia y de la Igualdad a un nivel de individuos, el feminismo de la diferencia, tiene una ardua tarea en su diversidad, lo cual lo complejiza más; en cambio el de la igualdad, tiene un enfoque más macro, de sociedades, pero sociedades occidentales.

Pero a través, de ambos dicotomías subjetivas, tanto de la fragmentación como de la universalización, se impide la construcción de la mujer como sujeto social. Pues desde la diferencia, se cuestiona lo esencial, es decir, ¿que se considera como mujer?,

Por tanto considero, que más allá de las miradas es urgente  orientarse las luchas hacia lucha contra el poder mismo, y no la participación de la mujer en el poder femenino, siendo esta incluso una forma de poder en el intrafeminsimo.

BIBLIOGRAFIA

Varela N, 2019. Feminismo para Principiantes. Ministerio de Cultura y Deportes. Madrid España.

Serret E, 2016. Igualdad y diferencia: la falsa dicotomía de la teoría y la política feministas. Disponible en www.sciencedirect.com

Piedra N, 2004. Feminismo y Posmodernidad: Luce Irigaray y el feminismo de la diferencia.

Owens, C, 1986. “El discurso de los otros: las feministas y el posmodernismo”. En: Halfoster. La posmodernidad. Kairos, Barcelona.

Irigaray, L, 1998. Ser Dos. Argentina, Editorial Paidós

De Miguel A. 2000. Los Feminismos. Diez palabras clave sobre mujer, Pamplona, Verbo Divino.

De Las Heras, S. 2009. Un Aproximación a las Teorías Feministas. Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Cazas. Madrid España.

mileox@hotmail.com