ORO BOLIVIANO: DEVASTACIÓN Y PENURIA

ACONTRAVIA.COM (2023)

Por Milenka Almanza

Empero, si nos adentramos más su explotación, su extracción en Bolivia, es una de las formas más cruentas de explotación de la naturaleza, pero esta idea y realidad es escasamente conocido por la sociedad boliviana, ejemplo claro de que el acceso a la información precisa no es de fácil acceso para los ciudadanos.

El oro en Bolivia está concentrado principalmente en el Departamento de La Paz en el flanco oriental de la cordillera de los andes y  en los yacimientos secundarios y primarios, en la cuenca de Tipuani – Mapiri (Miranda et al, 1991), pero también en parte del altiplano, la Llanura Beniana y el Escudo Brazilero (Herail, 1988)

El Oro contenido en los placeres procede de la erosión de vetas de cuarzo aurífero emplazados en el Ordovícico superior de la región de Tacacoma-Ananea-Aucapata (Miranda et al, 1991. Pág. 175)

Gran parte de los yacimientos primario de oro se encuentran en el ordovícico epimetamorfico, en estos yacimientos el oro se encuentra en forma de granos libres y en accesorios de microinclusiones en los sulfuros, estos últimos al estar en contacto con el agua y el aire producen lo que se denomina drenaje ácido, altamente contaminantes, porque los metales en ese medio se encuentran en disolución.

En cuanto a los Yacimientos secundario o Placeres, proceden de procesos geodinámicos recientes, es decir, el terciario y el cuaternario. Explotados principalmente en ríos y quebradas.

Luego de la narrativa de propiedades inherentes a la presencia del oro en Bolivia, es necesario comprender por qué es tan cotizado por la sociedad, su posesión representa mantenimiento de valor, considerando además que el Clark del oro es bastante bajo; es decir, es uno de los elementos químicos con menos abundancia en la naturaleza, por lo tanto, es preciado.

Empero, si nos adentramos más su explotación, su extracción en Bolivia, es una de las formas más cruentas de explotación de la naturaleza, pero esta idea y realidad es escasamente conocido por la sociedad boliviana, ejemplo claro de que el acceso a la información precisa no es de fácil acceso para los ciudadanos.

Esa explotación cruenta tiene mucho que ver con la deforestación desmedida para habilitar áreas de dragado, antes incluso de obtener los contratos mineros de forma legal y concluida; además, lo más funesto el uso incontrolado de mercurio. Todo esto amenaza contantemente a la estabilidad ecológica de una de las áreas con mayor biodiversidad del planeta, como es el Amazonas, donde pocos han llegado, pero si los han hechos los avaros del oro. Siendo el área de mayor preocupación el área protegida del Parque Nacional Madidi.  Si se sigue este rumbo de avaricia y poder en los próximos años los daños pueden ser irreversibles, ¿Cuánta biodiversidad se estará perdiendo en los ríos dragados? ¿En los áreas deforestadas?.

Además en una Bolivia donde la única regulación a estas actividades “productivas”, de menoscabo es: la Licencia Ambiental, que por un lado es un trámite ultra burocrático, y de amplio entendimiento de grupos de poder dentro de la cúpula del revisor, mientras los mineros cooperativizados que explotan el oro, pueden adecuar su actividad en cualquier momento, momento en el cual ya muchos de ellos han devastado el entorno natural y lo han cambiado para siempre.

Pero adicionalmente existen explotadores extranjeros, como del país asiático China, que cuentan con tecnologías  “para aumentar la producción” e incluso proveen de insumos como el mercurio, pero ninguna tecnología para hacerla ambientalmente más responsable. Estos explotadores extranjeros existen a pesar de que la Ley minera, establece que solo los bolivianos pueden acceder a estas áreas y lo hacen en complicidad de las cooperativas mineras que los ven como socios inversionistas. La interrogante es: ¿Quién se hace cargo del daño ambiental, el cooperativista o el inversionista extranjero?, en resumidas cuantas bajo la dinámica actual ninguno.

Todo esto hace que las explotación en sí misma, se haga cada vez más violenta, pues los mineros auríferos en muchos de los casos atacan con explosivo y piedras a los que ellos consideran foráneos (Radwin, 2022), lo mismo pasa con los funcionarios que de acuerdo a norma deben hacer el control ambiental correspondiente, constituyéndose estas explotaciones en un escenario de tiranía minera.

Otro de los impactos fatídicos, es el desplazamiento y afectación de los medios de vida de los pueblos indígena originarios, un repecho de sus territorios ancestrales, de sus aprendizajes milenarios, como la pesca, ahora siendo adsorbidos por los mineros, haciéndolos mineros a ellos; no pueden ni pudieron ofrecer resistencia en un sistema boliviano que promueve el desarrollismo. Donde los territorios son ancestrales para las comunidades y pueblos originarios y temporales y violables para los inversionistas extranjeros y los cooperativistas mineros, que cuando se acabe el oro ahí no dudaran en ir a por otro territorio y destruirlo.

Desde el punto de vista económico se desconoce a quienes beneficia realmente, pues por lo expuesto precedentemente la minería del oro se ha convertido en una actividad ilegal similar al del narcotráfico, donde uno de sus desencadenantes es el lavado de dinero (Saconeta, 2021) y la prostitución y posiblemente la trata de personas. Y al ser una actividad ilegal no se recauda las regalías mineras correspondientes, con un declive de la economía local y nacional.

En última instancia, pero la más preocupante y devastadora es el uso del Mercurio, siendo este un metal pesado de alta densidad, que se adhiere al oro formando una amalgama, que facilita su extracción, los operadores mineros creen que a mayor uso de mercurio mayor extracción de oro de ahí su uso desmedido e irracional. Pero además del uso, es la manipulación inadecuada no solo por los operadores mineros sino también su familia y entorno cercano (Cuestas y Velarde, 2017)

Además desde el punto de vista ambiental la afectación no solo se produce en los ríos o en el agua, sino que se produce también contaminación atmosférica, de suelos, vegetación y fauna nativa y por ende los seres humanos.

Uno de los efectos adversos más conocidos en la denominada enfermedad de Minamata, en refrenda a la ciudad costera de Japón del mismo nombre, donde los gatos comenzaron a comportarse de manera extraña, convulsionaban y de manera progresiva perdían la capacidad de caminar, aves muertas caían del cielo, lo peces vagaban en las aguas saladas y luego se ahogaban; los humanos manifestaban entumecimiento de miembros y dificultad para caminar, escribir y hablar (Erkenswick, 2014). En Bolivia pese al uso desmedido de mercurio no se han reportado estudios que evidencien comportamientos similares y sirvan de base científica para tomar acciones, tampoco las inversiones en la investigación apuntan a ese escenario. Todo esto causado por la forma más toxica del mercurio el metil mercurio, la forma orgánica del mercurio.

A pesar que Bolivia suscribió el Convenio de Minamata en 2013, por tratarse de una problemática mundial, y más aún en el contexto boliviano antes descrito. No obstante, Bolivia ha incumplido con los reportes de emisiones de mercurio al medio ambiente en general y por ende en la definición de áreas vulnerables y consiguientemente en la formulación de políticas públicas para evitar liberaciones incontroladas (Molina, 2016, citado por ANF, 2020), controlar y mitigar sus efectos en el medio ambiente, además que Bolivia es el principal importador de mercurio en Latinoamérica, cuya distribución de importadores y mecanismos de importación no es pública.

Al margen de que el Gobierno Nacional, haya creado una descentralizada del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, a través del Plan Nacional sobre el mercurio, sus efectos aún son rasguños en la arena, arena de las dragas de los ríos devastados.

En ese marco, las prioridades de inversión pública deben cambiar hacia un control adecuado, equipos de monitoreo permanente desde el ámbito de los Sistemas de Información Geográfica, control exhaustivo y eficiente de la importaciones y distribución interna de mercurio, cumplimiento y participación de la sociedad civil en los reportes de emisiones de mercurio, la educación ambiental integral en todos los espacios, dejar el doble discurso de cuidado de la madre tierra mientras se la mercantiliza y se la hace servir a los intereses el capitalismo.

Debemos de resaltar el rol que tienen los gobiernos a la hora de tomar decisiones en base a estudios científicos y no desvalidarlos o archivarlos, evitar ambigüedades en las normativas, de lo contrario esta devastación ambiental seguirá en la impunidad cruenta del capitalismo depredador, en un escenario de desigualdad social y ambiental

REFERENCIAS

Herail G, 1988. Los Yacimientos De Oro De Bolivia Contexto Geológico y Genético. Actas del Segundo Simposio de la Investigación Francesa en Bolivia. La Paz Bolivia.

Miranda V, Herail D y Fornar M, 1991. Los Placeres De Oro De La Región De Mapiri (Bolivia) Y Sus Fuentes Primarias. Disponible en: https://horizon.documentation.ird.fr/exl-doc/pleins_textes/pleins_textes_6/colloques2/36206.pdf

Radwin M, 2022. Contratos inadecuados y acuerdos secretos estimulan la extracción de oro en la Amazonía boliviana. Revista Mongaray.

Saconeta A, 2021. El oro en Bolivia, bonanza que no brilla. Agencia de Noticias Fides ANF, La Paz Bolivia

Cuestas M y Velarde J, 2017. Uso de mercurio en la Rinconada – Puno. Revista Scielo. Puno Peru.

Erkenswick M, 2014. El demonio de azogue: la minería de oro clandestina es una de las principales fuentes de contaminación por mercurio.

ANF, 2020. En Bolivia se incumple el Convenio de Minamata sin reportes sobre emisiones de mercurio

MANIPULACIÓN Y DESINFORMACIÓN MEDIÁTICA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AL SERVICIO DE LA DERECHA FASCISTA Y SEPARATISTA DE BOLIVIA CON RELACIÓN A LA APREHENSIÓN DEL GOBERNADOR DE SANTA CRUZ

    Foto: Acontravia_2022

Por Nulfo Yala

Bolivia se encuentra en una peligrosa encrucijada donde nuevamente peligra la democracia por la arremetida inclemente de la derecha fascista rearticulada, esta vez con mayor fuerza, a través de los Comités Cívicos de Bolivia

Los últimos hechos acaecidos en Santa Cruz posteriores a la aprehensión del gobernador de Santa Cruz, han demostrado que la derecha fascista es mucho más peligrosa de lo que se pensaba; no solamente está articulada en los Comités Cívicos y en los grupos de poder de empresarios y potentados económicos, también se ha introducido de una manera sutil, pero firme y creciente, en algunas Universidades Públicas de Bolivia, como en el caso de la Universidad Pública de Santa Cruz. Es escandaloso y sorprendente que instituciones cuya razón de ser es eminentemente académica, se hayan transformado en actores políticos de una extrema derecha fascista, que promueven el odio y acciones violentas en contra el pueblo y el estado de derecho; asumiendo la reivindicación de falsos discursos de supuesta defensa a la democracia, cuando sus acciones demuestran todo lo contrario.

Estos discursos tienen la finalidad de confundir a la población, particularmente a sus acólitos y a los indecisos. La detención de Camacho, producida por su negativa a someterse a la justicia boliviana, es un tema eminentemente jurídico; y las acciones como tal, deberían enmarcarse dentro de este ámbito. No obstante, para que exista una justificación política de desestabilización se ha construido el discurso de que, con la acción de la detención de Camacho, estaría supuestamente en riesgo la democracia en Bolivia y los derechos y las garantías constitucionales de todos los ciudadanos de Bolivia; y que, supuestamente esta acción nos conduciría a convertirnos en «Cuba» y «Venezuela». Nada más falso. Lamentablemente la derecha fascista en Bolivia tiene controlados varios medios de comunicación, particularmente televisivos, quiénes difunden sin cesar una información manipulada para hacer ver que existe una crisis insostenible en Bolivia por la detención de Camacho; y que, sorprendentemente, las víctimas ahora resultan ser estos grupos vandálicos y fascistas que quemaron instituciones públicas, bienes públicos y privados. Grupos que instauraron un movimiento cívico terrorista donde cualquier voz disidente, o que se declare en oposición, será objeto de represalias no solamente con sus bienes materiales sino también con su integridad física; incluso con técnicas de tortura, típicas del sicariato, como el caso del funcionario de impuestos que fue sometido a vejámenes y torturas por su simple condición de empleado público del estado boliviano.

Frente a este escenario los medios de comunicación televisivos, afines a estos grupos cívicos-fascistas, los presentan como «héroes y líderes de la democracia que están siendo perseguidos políticamente». Ya lo decía Malcolm X: «Con una hábil manipulación de prensa puede ser que la víctima parezca un criminal y un criminal, la víctima». Además está victimización intenta arrastrar a toda la población a esta supuesta «suerte de persecución» a fin de generar miedo y provocar acciones de respuesta violenta. Es decir, se busca convertir en un problema nacional, cuando no lo es. Por supuesto, se trata de un movimiento político de desestabilización que forma parte de un plan militarista-separatista; con acciones tales como, el bloqueo de alimentos al resto del país o la activación de grupos paramilitares llamados de «autodefensa». Movimiento organizado por el Comité Cívico de Santa Cruz y los grupos de poder que buscan, innegablemente, la desestabilización política y en última instancia la división del estado boliviano.

Estás tácticas de desinformación y manipulación no son nuevas, ya fueron usadas en el pasado también por el fascismo nazi, a través de Goebbels, responsable de propaganda nazi durante la segunda guerra mundial, quién solía decir que «Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo, tal que cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa. La respuesta del aniversario nunca ha de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones». Y esto es justamente lo que vemos diariamente en los medios televisivos afines a los cívicos y los poderes subversivos de Santa Cruz y Comités Cívicos departamentales aliados, cuando presentan como «noticia» una acusación tras otra, de manera que la victimización sea más creíble y por tanto será más fácil manipular y utilizar a las masas para sus fines.

Por supuesto que estas acciones de desestabilización no vienen solamente desde adentro. En el golpe de estado del 2019 existió participación y financiamiento externo, que seguramente se irá conociendo en el proceso de investigación del caso judicial «Golpe I». Estos mismos actores están, también ahora, operando y asesorando a la derecha fascista boliviana; no es de extrañar la presencia de diputados europeos y chilenos, quiénes fueron recientemente expulsados por realizar actos de intromisión política en Bolivia. Es también innegable qué la coordinación con estos agentes externos se sigue realizando a través de los ex presidentes que participaron en el golpe de estado del 2019.

Bolivia se encuentra en una peligrosa encrucijada donde nuevamente peligra la democracia por la arremetida inclemente de la derecha fascista rearticulada, esta vez con mayor fuerza, a través de los Comités Cívicos de Bolivia, algunas Universidades Públicas, grupos económicos de poder, empresarios, grupos paramilitares cómo la Unión Juvenil Cruceñista y la Resistencia Juvenil Cochala, entre otros actores políticos y sectarios. Sin contar el riesgo, siempre latente, que nuevamente la derecha fascista seduzca y logre corromper a policías y militares cómo sucedió en el 2019. Son tiempos peligrosos; por tanto requieren respuestas firmes, valientes, decididas y definitvas para contrarrestar al fascismo recalcitrante que se ha rearticulado en Bolivia. Ojalá el gobierno democráticamente electo por el 55% de la población boliviana esté a la altura de este reto y pueda garantizar el estado de derecho y la defensa de la democracia, utilizando todos los poderes y recursos legales que les fueron conferidos para la defensa de los derechos humanos de las personas y la integridad de estado boliviano. De lo contrario, esta vez, el fascismo no tomará prisioneros.

nulfoyala@gmail.com