EL ABANDONO DEL TIEMPO

Fotografía: Nulfo Yala(2020)

El tiempo nos abandona,

nos escurrimos de sus manos.

Poderosas y gélidas,

mortalmente indiferentes.

Impasibles,

a nuestro desvanecimiento.

Implorando que no nos deje, todavía,

mientras vamos sucumbiendo.

 

¿Importaron nuestros afanes?

¿Tuvieron sentido nuestros desvaríos?

¿Nos protegieron nuestras fortalezas?

¿Fuimos, acaso, salvados por nuestros deseos?

 

Irreversiblemente,

el momento final acecha.

Y la incertidumbre,

inevitable y profunda,

se transforma,

en el sinsentido caleidoscópico,

de nuestros biográficos desencuentros.

 

Polvo en sus manos,

suspiro insustancial y lastimero,

desvaneciéndose en el efímero momento

de la ilusión de una existencia,

que no pudo detener su caída,

ni dar sentido a su agonía.

 

Atrapados en su escatológica trama,

nos enredamos en el juego vital

de las danzas y contorciones,

de nuestros afanes y lamentos,

clamando para que no se termine el juego,

rogando por otro momento,

que dure más allá del pensamiento.

 

Acaso seamos sustancia hecha de tiempo,

un simple momento,

infinitesimal y aleatorio,

en busca de un instante eterno,

que dé consuelo a su desasosiego.

 

Pero al final del ocaso,

la magia termina,

y con ella nuestro tiempo,

que se desvanece en la soledad cósmica,

del eterno e incomprensible silencio.

 

nulfoyala@gmail.com

TE ESPERO (à la mort)

Ilustración: Nulfo Yala (2020)

Hoy te espero más que nunca,

son de esos cielos invisibles,

y de días que zozobran,

el dolor se arremolina y devasta

y el vacío se impregna

inevitable como la ausencia de tu presencia.

 

El laberinto resultó ser una trampa.

Y yo, dentro,

el ingenuo que quiso perderse,

que quiso jugar con la arcilla del tiempo

tallando aire,

para crear algún amor,

para creer en algún amor

a quien rezar letanías,

aún, a sabiendas que,

la ausencia de amor,

es vano clamor y ruego.

 

Las ilusiones ya no llegan,

se extraviaron sin retorno,

Y los sueños, cual burbujas,

que estallan insustanciales y llanas,

son reducidas irremediablemente al efímero momento.

 

Hoy te extraño más que nunca,

el dulce silencio,

abrazo eterno,

insondable refugio,

en el inconmensurable olvido,

del nunca jamás inmortal,

del nunca más del siempre imperecedero.

 

Lo llenado está vacío,

los desvaríos se han perdido,

en el sinsentido amargo e incomprendido.

 

Ya el llanto nunca es suficiente,

ni el recuerdo de la alegría alcanza,

Ya no estás,

y te echo de menos,

Cuando en algún momento,

aunque,

sé que no existe el tiempo,

era parte de tu paz,

y de tu abrazo impasible y sereno

 

Hoy,

te escribo para decirte que,

estoy aquí,

Y…te espero.

nulfoyala@gmail.com