ORO BOLIVIANO: DEVASTACIÓN Y PENURIA

ACONTRAVIA.COM (2023)

Por Milenka Almanza

Empero, si nos adentramos más su explotación, su extracción en Bolivia, es una de las formas más cruentas de explotación de la naturaleza, pero esta idea y realidad es escasamente conocido por la sociedad boliviana, ejemplo claro de que el acceso a la información precisa no es de fácil acceso para los ciudadanos.

El oro en Bolivia está concentrado principalmente en el Departamento de La Paz en el flanco oriental de la cordillera de los andes y  en los yacimientos secundarios y primarios, en la cuenca de Tipuani – Mapiri (Miranda et al, 1991), pero también en parte del altiplano, la Llanura Beniana y el Escudo Brazilero (Herail, 1988)

El Oro contenido en los placeres procede de la erosión de vetas de cuarzo aurífero emplazados en el Ordovícico superior de la región de Tacacoma-Ananea-Aucapata (Miranda et al, 1991. Pág. 175)

Gran parte de los yacimientos primario de oro se encuentran en el ordovícico epimetamorfico, en estos yacimientos el oro se encuentra en forma de granos libres y en accesorios de microinclusiones en los sulfuros, estos últimos al estar en contacto con el agua y el aire producen lo que se denomina drenaje ácido, altamente contaminantes, porque los metales en ese medio se encuentran en disolución.

En cuanto a los Yacimientos secundario o Placeres, proceden de procesos geodinámicos recientes, es decir, el terciario y el cuaternario. Explotados principalmente en ríos y quebradas.

Luego de la narrativa de propiedades inherentes a la presencia del oro en Bolivia, es necesario comprender por qué es tan cotizado por la sociedad, su posesión representa mantenimiento de valor, considerando además que el Clark del oro es bastante bajo; es decir, es uno de los elementos químicos con menos abundancia en la naturaleza, por lo tanto, es preciado.

Empero, si nos adentramos más su explotación, su extracción en Bolivia, es una de las formas más cruentas de explotación de la naturaleza, pero esta idea y realidad es escasamente conocido por la sociedad boliviana, ejemplo claro de que el acceso a la información precisa no es de fácil acceso para los ciudadanos.

Esa explotación cruenta tiene mucho que ver con la deforestación desmedida para habilitar áreas de dragado, antes incluso de obtener los contratos mineros de forma legal y concluida; además, lo más funesto el uso incontrolado de mercurio. Todo esto amenaza contantemente a la estabilidad ecológica de una de las áreas con mayor biodiversidad del planeta, como es el Amazonas, donde pocos han llegado, pero si los han hechos los avaros del oro. Siendo el área de mayor preocupación el área protegida del Parque Nacional Madidi.  Si se sigue este rumbo de avaricia y poder en los próximos años los daños pueden ser irreversibles, ¿Cuánta biodiversidad se estará perdiendo en los ríos dragados? ¿En los áreas deforestadas?.

Además en una Bolivia donde la única regulación a estas actividades “productivas”, de menoscabo es: la Licencia Ambiental, que por un lado es un trámite ultra burocrático, y de amplio entendimiento de grupos de poder dentro de la cúpula del revisor, mientras los mineros cooperativizados que explotan el oro, pueden adecuar su actividad en cualquier momento, momento en el cual ya muchos de ellos han devastado el entorno natural y lo han cambiado para siempre.

Pero adicionalmente existen explotadores extranjeros, como del país asiático China, que cuentan con tecnologías  “para aumentar la producción” e incluso proveen de insumos como el mercurio, pero ninguna tecnología para hacerla ambientalmente más responsable. Estos explotadores extranjeros existen a pesar de que la Ley minera, establece que solo los bolivianos pueden acceder a estas áreas y lo hacen en complicidad de las cooperativas mineras que los ven como socios inversionistas. La interrogante es: ¿Quién se hace cargo del daño ambiental, el cooperativista o el inversionista extranjero?, en resumidas cuantas bajo la dinámica actual ninguno.

Todo esto hace que las explotación en sí misma, se haga cada vez más violenta, pues los mineros auríferos en muchos de los casos atacan con explosivo y piedras a los que ellos consideran foráneos (Radwin, 2022), lo mismo pasa con los funcionarios que de acuerdo a norma deben hacer el control ambiental correspondiente, constituyéndose estas explotaciones en un escenario de tiranía minera.

Otro de los impactos fatídicos, es el desplazamiento y afectación de los medios de vida de los pueblos indígena originarios, un repecho de sus territorios ancestrales, de sus aprendizajes milenarios, como la pesca, ahora siendo adsorbidos por los mineros, haciéndolos mineros a ellos; no pueden ni pudieron ofrecer resistencia en un sistema boliviano que promueve el desarrollismo. Donde los territorios son ancestrales para las comunidades y pueblos originarios y temporales y violables para los inversionistas extranjeros y los cooperativistas mineros, que cuando se acabe el oro ahí no dudaran en ir a por otro territorio y destruirlo.

Desde el punto de vista económico se desconoce a quienes beneficia realmente, pues por lo expuesto precedentemente la minería del oro se ha convertido en una actividad ilegal similar al del narcotráfico, donde uno de sus desencadenantes es el lavado de dinero (Saconeta, 2021) y la prostitución y posiblemente la trata de personas. Y al ser una actividad ilegal no se recauda las regalías mineras correspondientes, con un declive de la economía local y nacional.

En última instancia, pero la más preocupante y devastadora es el uso del Mercurio, siendo este un metal pesado de alta densidad, que se adhiere al oro formando una amalgama, que facilita su extracción, los operadores mineros creen que a mayor uso de mercurio mayor extracción de oro de ahí su uso desmedido e irracional. Pero además del uso, es la manipulación inadecuada no solo por los operadores mineros sino también su familia y entorno cercano (Cuestas y Velarde, 2017)

Además desde el punto de vista ambiental la afectación no solo se produce en los ríos o en el agua, sino que se produce también contaminación atmosférica, de suelos, vegetación y fauna nativa y por ende los seres humanos.

Uno de los efectos adversos más conocidos en la denominada enfermedad de Minamata, en refrenda a la ciudad costera de Japón del mismo nombre, donde los gatos comenzaron a comportarse de manera extraña, convulsionaban y de manera progresiva perdían la capacidad de caminar, aves muertas caían del cielo, lo peces vagaban en las aguas saladas y luego se ahogaban; los humanos manifestaban entumecimiento de miembros y dificultad para caminar, escribir y hablar (Erkenswick, 2014). En Bolivia pese al uso desmedido de mercurio no se han reportado estudios que evidencien comportamientos similares y sirvan de base científica para tomar acciones, tampoco las inversiones en la investigación apuntan a ese escenario. Todo esto causado por la forma más toxica del mercurio el metil mercurio, la forma orgánica del mercurio.

A pesar que Bolivia suscribió el Convenio de Minamata en 2013, por tratarse de una problemática mundial, y más aún en el contexto boliviano antes descrito. No obstante, Bolivia ha incumplido con los reportes de emisiones de mercurio al medio ambiente en general y por ende en la definición de áreas vulnerables y consiguientemente en la formulación de políticas públicas para evitar liberaciones incontroladas (Molina, 2016, citado por ANF, 2020), controlar y mitigar sus efectos en el medio ambiente, además que Bolivia es el principal importador de mercurio en Latinoamérica, cuya distribución de importadores y mecanismos de importación no es pública.

Al margen de que el Gobierno Nacional, haya creado una descentralizada del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, a través del Plan Nacional sobre el mercurio, sus efectos aún son rasguños en la arena, arena de las dragas de los ríos devastados.

En ese marco, las prioridades de inversión pública deben cambiar hacia un control adecuado, equipos de monitoreo permanente desde el ámbito de los Sistemas de Información Geográfica, control exhaustivo y eficiente de la importaciones y distribución interna de mercurio, cumplimiento y participación de la sociedad civil en los reportes de emisiones de mercurio, la educación ambiental integral en todos los espacios, dejar el doble discurso de cuidado de la madre tierra mientras se la mercantiliza y se la hace servir a los intereses el capitalismo.

Debemos de resaltar el rol que tienen los gobiernos a la hora de tomar decisiones en base a estudios científicos y no desvalidarlos o archivarlos, evitar ambigüedades en las normativas, de lo contrario esta devastación ambiental seguirá en la impunidad cruenta del capitalismo depredador, en un escenario de desigualdad social y ambiental

REFERENCIAS

Herail G, 1988. Los Yacimientos De Oro De Bolivia Contexto Geológico y Genético. Actas del Segundo Simposio de la Investigación Francesa en Bolivia. La Paz Bolivia.

Miranda V, Herail D y Fornar M, 1991. Los Placeres De Oro De La Región De Mapiri (Bolivia) Y Sus Fuentes Primarias. Disponible en: https://horizon.documentation.ird.fr/exl-doc/pleins_textes/pleins_textes_6/colloques2/36206.pdf

Radwin M, 2022. Contratos inadecuados y acuerdos secretos estimulan la extracción de oro en la Amazonía boliviana. Revista Mongaray.

Saconeta A, 2021. El oro en Bolivia, bonanza que no brilla. Agencia de Noticias Fides ANF, La Paz Bolivia

Cuestas M y Velarde J, 2017. Uso de mercurio en la Rinconada – Puno. Revista Scielo. Puno Peru.

Erkenswick M, 2014. El demonio de azogue: la minería de oro clandestina es una de las principales fuentes de contaminación por mercurio.

ANF, 2020. En Bolivia se incumple el Convenio de Minamata sin reportes sobre emisiones de mercurio

NAVIDADES VANIDADES

Acontravia.com(2022)

Por: Milenka Almanza

Navidades inmemoriales, familiares, costumbristas, de encuentro, de reconciliación; y más allá de lo teológico, del nacimiento de Jesús – líder nato que luchó por las más desfavorecidos y empobrecidos, por los parias; Jesús no era Cristiano, era un revolucionario ¡cuánto cambio en su cumpleaños¡.

Hoy y más que nunca las navidades han sufrido un proceso de transformación monstruosa de derroche en Bolivia un país sudamericano, donde la economía se basa en el extractivismo de sus recursos naturales, y donde la distribución de la riqueza producida por esta se concentra en pocas manos. Manos que, en fechas de navidades, desbordan de “bondad”, para dar lo que les sobra, para juntarse con los empobrecidos por el sistema que ellos mismos sustentan. Estos días los favorecidos convivirán horas con los desfavorecidos, mirándolos a los rostros, pero sin conocer sus rostros. Y acaso al siguiente año, vuelvan a reflejar su pena y penuria. Donde los niños que reciben caridad no la desean, desea la igualdad, la oportunidad, desean correr en libertad.

¿En qué momento de la historia, se nos met ió tan dentro el consumismo en navidad? – Existe una delgada línea entre el consumo y el consumismo y la diferencia es lo patológico del consumismo – lo triste es que este, no es el producto de una imposición por la fuerza bruta, sino que supone un consentimiento de las personas, como sinónimo de progreso, que hace que la deshumanización sea cada vez más cruenta. De acuerdo a la teoría de las necesidades de Marx, la producción no solo crea los productos, sino el modo de consumo, el impulso de consumo. Por eso que en estas fechas se produce tanto, y mientras más exista los ricos consumen más y los empobrecidos desean consumir más en un escenario donde aún no ha superado las necesidades de las sociedades burguesas. Será que muchas de las necesidades ya están satisfechas, será la insatisfacción constante, o como dijo Agnes Heller estas necesidades son nuevos requerimientos necesarios para sostener y alimentar el modelo económico y un deseo ilimitado de poseer.

Lo que no se ve, no se nota es que este consumismo exacerba la crisis ambiental, por eso es importante detenerse a pensar y analizar el capitalismo industrial, con ello el cambio climático, que cuando se necesario se llevara consigo cual regalo caro o barato anhelado por pobres y ricos.

En las navidades consumistas, parecen predominar las vanidades, necesidades de pertenencia y amor, el reconocimiento y la voluntad de reconocer y ser reconocido por los semejantes. Sentirse arraigados en lugares e integrados en grupos y redes sociales. Se refiere, por tanto, al ambiente social que debe de posibilitar el contacto, la relación social, la amistad y la asociación; que en resumidas cuentas de acuerdo a la escala de necesidades de Maslow, son estas necesidades subjetivas.

Cosas tan extrañas como: gorras con ventiladores, familias uniformadas en navidad, con basta ropa nueva, presas de la globalización y sus necesidades están ligadas a la occidentalización, al desconocimiento o no importismo de lo contaminante de la industria textil, para recibir a un niño Jesús que si nació pobre, vivió pobre y murió pobre,

Dado un análisis más profundo si nos, preguntémonos ¿cuál es el sentido de vivir?, y esta es una concepción filosófica desde luego, pero para muchos hoy en día el consumismo se ha convertido en el sentido de sus vidas, de ahí el no importismo del impacto ambiental negativo a este. Y este panorama, tiene una amplia influencia con el bombardeo mediático que ingulle a los consumidores y los convence de consumir más y más para ser feliz.

Entonces la pregunta es: ¿cuál es el reto para los ambientalistas y ambientólogos bajo este panorama de una sociedad ensimismada en el consumo?. Una sociedad del consumo donde las tendencias que favor del sistema, olvida EL IMPACTO AMBIENTAL ASOCIADO a ello, y que adicionalmente no todos pueden participar en equidad del consumismo, principalmente los sectores empobrecidos, y por lo general son estos grupos que en mayor grado sufren las consecuencias de la contaminación ambiental producto del consumismo, por lo tanto se constituye de la misma manera en una problemática social

En Potosí Bolivia, una de las cuestionables consignas cívicas regionales es «alcanzar el tan ansiado desarrollo económico a costa de lo que sea”, en una de las ciudades más hastiadas y de zonas de sacrificio de Latinoamérica, producto de la minería. Imagínense una sociedad desarrollada, donde adicionalmente se exacerbe el consumismo tristemente asociada a esta forma de «desarrollo» donde la directiva es comprar por comprar para llenar una existencia cada vez más vacía y sin sentido.

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EL COLAPSO DEL DIQUE DE COLAS DE FEDECOMIN, LA PUNTA DEL ICEBERG DE LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL EN POTOSÍ, BOLIVIA

Foto: NulfoYala (2022)

Por: Milenka Almanza López

A un mes de la “ruptura” del dique de colas de la Federación departamental de Cooperativas Mineras del Departamento de Potosí, ubicado en la localidad de Agua Dulce del Municipio de Yocalla (21 de julio del 2022), no se evidencian acciones concretas ni efectivas en pro de la restauración de las áreas afectadas; lo cual devela una política imperante en el departamento, de un ejercicio de presión sobre el territorio, que se acrecentó en la ciudad de Potosí, a causa de actividades mineras crecientes y no planificadas.

Para comprender mejor la envergadura de la problemática de este desastre ambiental, al decir colas se refiere o los “desechos” de los procesos de beneficio de minerales en los ingenios mineros; y se hace énfasis en desechos, porque muchas de estas colas tienen aún minerales que con otro tipo de tecnología más eficiente se podrían recuperar en mayor cantidad.

Pero, porque este suceso del colapso del dique de colas, se considera un desastre ambiental, que por las características descritas no puede ser el último. Para esto se ha buscado información en las páginas web de los Instancias Ambientales competentes. Lamentablemente no se ha podido encontrar información -sobre el grado de contaminación, los agentes contaminantes y la permanencia de dichos contaminantes en el medio ambiente – en las páginas web en la Instancia Ambiental Competente del Gobierno Municipal de Potosí, Gobierno Municipal de Yocalla, ni en la Página del Gobierno Autónomo Departamental de Potosí; tampoco en las Páginas del Ministerio de Minería y Metalurgia y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua. No obstante que, dentro del marco del Acuerdo de Escazu, se debería garantizar la disponibilidad y el acceso a la información ambiental (acuerdo ratificado por Bolivia mediante Ley 1182).

Ante la ausencia de datos públicos de las intancias competentes mencionadas se ha recurrido a analizar el discurso de varias autoridades, empezando por el Viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y Desarrollo Forestal, Magin Herrera; donde manifiesta que 13 millones de toneladas de colas con carga contaminantes han sido esparcidas en cursos de agua aledaños al incidente. Por su parte, el Secretario Departamental de la Madre Tierra de Potosí, Nelsón Sacaca, las colas habrían llegado hasta el rio de la Rivera y éste habría confluido con la quebrada del Rio Tarapaya. Y de acuerdo al informe técnico emanado por técnicos de esta repartición pública: “ Fedecomin Potosí debe realizar el recojo de sedimentos desde el punto de incidencias hasta los 32 kilómetros agua abajo, hasta lo que se denominada localidad de Cabañías, tomando en cuenta el retiro del suelo afectado en un plazo no mayor a 60 días calendario” (sic); pero no menciona que tareas de restauración se realizarán ni tampoco en base a qué línea base, de las características previas de las áreas afectadas, se tendrá que trabajar, tal como menciona la Ley Marco de La Madre Tierra “Para Vivir Bien”. Lo cual muestra nuevamente la importancia de los estudios previos con relación a las áreas de influencia directa e indirecta. Pese a ello el personal de la Alcaldía de Potosí solo mencionó que el área de San Antonio está “totalmente contaminada y afectada de sobremanera”, sin mencionar el grado de afectación y ni qué factores ambientales están afectados, menos las proyecciones de dicha afectación (Correo del Sur, de fecha 19 de agosto 2022).

Lo que no se evidencia en los reportes de los técnicos de las Instancias Ambientales correspondientes, son estudios integrales de la afectación; pues la problemática es integral y no solo un análisis comparativo de resultados de ensayo laboratorial sobre parámetros inexistentes para determinar grado de afectación en suelos. La misma problemática para el caso de la vegetación. De la misma manera, los sedimentos de las colas liberadas en el colapso del dique, no solo están dispuestas en lecho de rio, también lo están en riveras, en suelos aledaños, lo cual aumenta el riesgo de suspensión de esas partículas por el viento en caso de estar secas. Posteriormente serán sedimentados por deposición húmeda tanto a suelos, cuerpos de agua, y arrastrados por el rio; que, no olvidemos confluye con el rio Pilcomayo, que a su vez es parte de una cuenca de curso internacional; y aguas abajo, los medios de vida no son los mismos que las que se pregonan en Potosí Ciudad. Aguas abajo, los medios de vida son la pesca, la agricultura, la recreación y no solamente la actividad minera, tan profundamente enraizada en lo cultural y social en la población potosina.

Por otro lado, cuando se habla respecto de la afectación a suelos, no se puede aseverar que existe contaminación solamente en base a los análisis laboratoriales. Por su complejidad, los suelos requieren de un análisis más exhaustivo considerando incluso la especiación de los compuestos y elementos contaminantes. Por tanto, en los reportes de las instancias ambientales y Autoridades Ambientales Competentes tampoco se evidencia este tratamiento y análisis.

Pero lo más preocupante es que las autoridades no mencionan en sus discursos el cumplimiento el principio de Garantía de Restauración de la Madre Tierra, de la Ley Marco de la Madre Tierra 300, que versa: “El Estado Plurinacional de Bolivia y cualquier persona individual, colectiva o comunitaria que ocasione daños de forma accidental o planificada sobre los componentes, zonas y sistemas de ‘vida de la Madre Tierra, esta obligada a realizar una integral y efectiva restauración, rehabilitación de la funcionalidad de los mismos, de manera que se aproxime a las condiciones pre existentes del daño, independientemente de las otras responsabilidades que puedan determinarse. En ese sentido, es menester que se garantice dicha restauración y rehabilitación; acciones que incluyan no solo el retiro de colas esparcidas, que dicho se ha de paso tiene que ser de tonelaje similar a las vertidas; sino también, de ser necesario, recuperación de cursos de agua, suelos y las que correspondan.

También llama la atención el número de muestras tomadas. Se tomaron  7 muestras de agua y 4 de sedimentos en un recorrido de 32 kilómetros; pero se desconoce los criterios seleccionados  para solo tomar cuatro muestras de sedimentos en una longitud tan extensa; considerando, además, que las colas o relaves son considerados como fluidos no newtoneanos, donde aparecen fenómenos de segregación y existe precipitación y separación sólido líquido en diferentes puntos del trayecto, debido principalmente, a que la viscosidad no es constante en estos fluidos y que se requiere adicionalmente determinar la morfología del lecho de los causes o ríos.

Es importante destacar, también, que las colas tienen una alta carga contaminante, con minerales no recuperados por la tecnología empleada; restos de reactivos, como el cianuro, xantatos, sulfato de cobre, entre otros como contaminantes críticos. Pero los más preocupante son los metales pesados, que, en un lenguaje más coloquial, son elementos químicos pesados, considerados tóxicos, por ende, son unos enemigos invisibles, que pueden permanecer por bastante tiempo en el ambiente. Y a partir de los resultados emanados por el Viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y Desarrollo Forestal, se ha determinado que las aguas afectadas en cercanías al incidente son ácidas; lo cual debela que existen metales pesados en disolución; pero lo que más sorprende es que el viceministro muestra un estudio de contaminación de aguas basado solo en un parámetro, que en este caso es el pH, siendo que la misma legislación ambiental boliviana, a través de su Reglamento  en Materia de Contaminación Hídrica en su ANEXO 1, determina que son varios los parámetros para establecer la calidad de los cuerpos de agua. De la misma manera, la Autoridad Ambiental Competente Nacional tampoco ha considerado en sus resultados al cianuro como parámetro de análisis, aunque por oxidación o hidrólisis es fácilmente degradado; ello a pesar de que el cianuro es utilizado en labores de beneficio de minerales en la Operación minera del Ingenio de FEDECOMIN.

Por todo lo expuesto, precedentemente, es imperante y urgente la realización de esta restauración y recuperación ambiental efectiva de las áreas afectadas antes de que comiencen las épocas de lluvias, que pueden ocurrir más pronto de lo habitual por los efectos del cambio climático (las lluvias se pueden adelantar). Lo que provocará eventos precipitación, escorrentía, erosión y arrastre de sedimentos en los tributarios del rio Pilcomayo, y si no se toman acciones pertinentes y urgentes, el panorama de la afectación puede intensificarse dramáticamente.

Esta problemática muestra que las acciones de las Autoridades están orientadas a apagar el fuego después de que el incendio ya ha sido sofocado; es decir, después que los ríos ya han sido afectados, contaminados y dañados. Esto devela, una problemática ambiental estructural de la minería en Bolivia, y en particular en Potosí, ya que existe conformidad en las acciones de gestión ambiental orientadas solamente a mitigar impactos, escasamente a establecer medidas de prevención en las tecnologías empleadas. Adicionalmente, este colapso del dique de colas refleja, una total falta de aplicación del principio precautorio de la ley 300 (Marco de la Madre Tierra para Vivir Bien); pues muchos de los pequeños productores, mineros y cooperativas mineras realizan estas acciones con la inacción de las entidades competentes del Estado Plurinacional de Bolivia.  Es altamente probable que a la hora de aprobar este apartado en la Ley 300, pudo haber existido injerencia y presión del sistema Cooperativo Minero en Bolivia.

En este mismo orden de ideas, si hablamos de prevención en las políticas ambientales relacionadas a la minería, los Gobiernos Autónomos Municipales en el marco de sus competencias y atribuciones, deberían elaborar un plan de Ordenamiento Territorial, donde se evalúen las características de vulnerabilidad de los sitios más aptos donde se pretenden emplazar las actividades mineras, y emplazarse en los lugares menos vulnerables a la contaminación ambiental; debiendo considerarse la vulnerabilidad de los acuíferos, ubicación topográfica, cercanía a cuerpos de agua, etc.; Y no como sucede actualmente, donde las operaciones de  ingenios mineros se emplazan dónde pueden, compran el terreno sin determinar o considerar previamente si éstas áreas son aptas para su emplazamiento. Tampoco existe el control previo por parte de los Gobiernos Municipales; estos últimos, a lo sumo, realizan efímeras acciones de “control y vigilancia”. Una vez estos ingenios ya se han emplazados simplemente se “adecúan” a partir de las licencias ambientales emitidas por las Autoridades Ambientales Competentes, adecuación que responde más a los intereses de los operadores, muchas veces, en desmedro del Medio Ambiente.

Las operaciones mineras actuales, particularmente en muchas cooperativas mineras, demuestran una total falta de compromiso hacia el cuidado del medio ambiente, como el caso del colapso de su dique, que demuestra la insostenibilidad de las tecnologías empleadas, falta de seguimiento y control efectivo por parte de las instancias ambientales de los Gobiernos Municipales, y Autoridad Ambiental Competente Departamental, con políticas altamente permisibles.

También se muestra que, un desastre ambiental de esta envergadura requiere acciones normadas de restauración y recuperación de sitios afectados; lo que en definitiva significa inversión económica por parte del operador minero y que con seguridad no ha presupuestado en su planificación. Clara muestra que el tema ambiental para estas operaciones mineras es intrascendente, lo cual se refleja en una pobre gestión ambiental y técnica

El incidente del Dique de Colas de FEDECOMIN, es sola la punta del Iceberg en la problemática ambiental relacionada a la actividad minera el Potosí, que desde hace más de 500 años es una zona de sacrificio ambiental, donde se prioriza el capital económico antes que la naturaleza. Donde se evidencia emplazamientos de operaciones mineras de beneficio de minerales, comúnmente llamados Ingenios Mineros, sin previos estudios de vulnerabilidad a la afectación de las áreas donde se emplazarán las operaciones mineras de este tipo. Esto ocurre tanto en el Municipio de Yocalla (donde ocurrió el hecho), como en el Municipio de Potosí, donde las actividades de este tipo se concentran dentro de la mancha urbana y en un distrito municipal Rural como es el Distrito 16 Concepción, donde en otrora, incluso, existían bojedales (humedales altoandinos).

Pero esta problemática no acaba ahí, considerando las reservas probables y probadas de minerales del Departamento de Potosí; existe, aún, muchos minerales por explotar con la insostenibilidad ambiental a cuestas. Por lo que, se hace imprescindible una urgente necesidad de aplicación de políticas y tecnologías limpias en la minería en Potosí, que apunten al desarrollo sostenible, como corresponsabilidad de los operadores mineros. Al Estado, en sus diferentes niveles y la sociedad civil como defensores de la naturaleza en el marco del acuerdo de Escazú, que enmarca y prioriza las dinámicas de presión social sobre el extractivismo.

La academia (universidades, institutos, etc.) también tendrá que tomar un rol protagónico en la solución de esta problemática; pues estas tecnologías nuevas y limpias, tendrían que enmarcarse en los ejes de investigación científica y tecnológica de las universidades del sistema boliviano, que puedan garantizar la estabilidad de los residuos minero metalúrgico y reducir al mínimo los procesos de licuefacción de las colas (factor causal del colapso del dique de colas de FEDECOMIN)

También es urgente cumplir y hacer cumplir lo que se pregona en la agenda 2030 del país, la Ley Marco De La Medre Tierra, Para Vivir Bien, que plantea un desarrollo integral en armonía con la Madre Tierra.  Cuestionar y cambiar los marcos regulatorios que tienden solamente a controlar, y no a prevenir. Es mejor prevenir la contaminación que restaurar, luego, medios contaminados.

Además, es importante el rol de la sociedad civil para exigir que, dentro de las categorías de minería ilegal, se incluya el cumplimiento tácito de todos los mecanismos y regulaciones para la obtención de licencias ambientales, priorizando la implementación de medidas de prevención antes que las medidas de mitigación.

Es urgente que, las poblaciones afectadas, se articulen y realicen un control social efectivo a estas operaciones mineras, formación de defensores de derechos de la madre tierra en Potosí, donde sus acciones de defensa estén salvaguardadas y libres de represalias, censuras y persecuciones por intereses sectarios y grupos de poder.

A partir de problemática debe trabajarse una política pública, con una profunda toma de conciencia de la sociedad y las instituciones del estado, en sus diferentes niveles y luego pasar a la ejecución y posterior evaluación. Las prioridades deberían centrarse en las políticas de desarrollo. Aboliendo el beneficio de algunos a costa de la afectación a muchos.

Es necesario exigir a FEDECOMIN, que asuma los costos de la restauración y recuperación de las áreas afectadas. Además, es necesario que esta información se difunda públicamente, para que la población comprenda y palpe la envergadura de la problemática. La descontaminación es urgente, pues al igual que una intoxicación humana, se requiere atención inmediata, ética, profesional y justa.

Por último, es urgente que la temática de la Gestión ambiental Minera Sostenible, sea priorizada como “agenda país”; generando, a la par, una cultura ciudadana de reivindicación de la salud del medio ambiente y la autogestión del territorio como derechos fundamentales de la sociedad. Es menester articular a los defensores de la naturaleza. Que la sociedad en su conjunto se apropie del valor de la naturaleza; de lo contrario Potosí seguirá siendo una zona de sacrificio perpetuada por sus propios hijos e hijas, una tóxica dependencia de una economía contaminada por los desastres ambientales de la minería.

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ANÁLISIS DE APLICABILIDAD DEL DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL CONTEXTO BOLIVIANO: ¡UNA NECESIDAD URGENTE!

Foto: NulfoYala (2022)

La implicancia de la Gestión pública es de amplio abordaje, pues debe responder a las necesidades de sociedades organizadas y retos globales, nacionales y regionales.

Este abordaje ha pasado de ser meramente económico (y su consecuencia inmediata: el desarrollo económico). Las necesidades actuales lo sitúan en un enfoque más amplio, a través de dimensiones sociales y ambientales; para lo cual la cotidianidad exige y demanda un modelo de gestión pública de calidad, donde los gobiernos se hagan cargo de los resultados de sus acciones y promuevan y garanticen una vida digna de sus habitantes y las otras especies que habitan los territorios

Entonces, la historia en definitiva ha demostrado que el modelo de desarrollo actual es insostenible y deriva en múltiples consecuencias en el medio ambiente y la sociedad humana. Para contrarrestar esta situación surge el concepto de sostentabilidad, para equilibrar las principales dimensiones: como el medio ambiental, el desarrollo y la dignidad humana.

En ese marco, los Estados tienen un rol protagónico desde la gestión pública, porque es donde se introducen paradigmas de desarrollo, acertados o no. Entonces, el análisis histórico y de consecuencias de los modelos de desarrollo convencionales, apuntan del desarrollo sostenible, por su implicancia en un desarrollo más inclusivo y con menor impacto ambiental.

Si analizamos el contexto boliviano, se observa claramente que su desarrollo se ve limitado por la deuda histórica de los países “desarrollados”, producto de una economía extractivista y de exportaciones y una obsesión por igualar el desarrollo de los países de centro como una estrategia de acumulación a nivel mundial. Esto sin tener en cuenta que, un país como Bolivia no es necesariamente subdesarrollado, sino que posee una oportunidad innata de adecuarse al modelo del desarrollo sostenible; pues se constituye en un país suculento en recursos naturales; pero que requieren ser conservados para las generaciones futuras y que tendrán como base de su desarrollo, estos recursos.

También, considerando la alta dependencia de Bolivia y otros países de América Latina y el Caribe a la globalización; el desarrollo sostenible ofrece un desarrollo más regional y una alternativa a la división internacional del trabajo que promueve la “especialización” de los países, pero desde una perspectiva meramente de actualidad. Dicha especialización profundiza las relaciones de dominación de los países de centro y los de la periferia, con posiciones divergentes. Con el desarrollo sostenible ofrece una alternativa para ir en contra de las fuerzas concéntricas de la economía mundial, a la par de conservación de los recursos naturales.

Considerando adicionalmente la equidad social que pregona el desarrollo sostenible, las economías más globalizadas que promueven el desarrollo meramente económico – que alimentan al sistema capitalista-  profundizan las desigualdades sociales y por ende la pobreza; no obstante, el desarrollo sostenible apuesta porque cada vez existan menos poblaciones relegadas, y Bolivia, es sin duda, una de las regiones donde más se ha profundizado estas desigualdades.

Como mencionó Soros, el imperio del capitalismo genera una cobertura global pero invisible; y tiene como principal limitante para su expansión la soberanía de los estados, sobre todo en términos territoriales. Entonces, el desarrollo sostenible, aparece como una alternativa al crecimiento de ese monstruoso sistema, que haría más de las suyas si los estados no tuvieran soberanía. Por esta razón las naciones, como Bolivia, tienen como política pública y pregonan la autodeterminación de los pueblos a la hora de establecer modelos de desarrollo acordes a su realidad.

Adicionalmente Bolivia tiene zonas con altos índices de desertificación, que hacen que existan zonas de alta vulnerabilidad a los efectos del cambio climático; donde las alternativas del extractivismo minero y agrícola, no tienen otra opción en lo futuro, que optar por el desarrollo sostenible; pues de lo contrario, estos ecosistemas extremos tienen una amplia posibilidad de colapsar.

Además, se encuentra presente el aspecto pluricultural de estado boliviano, que se concibe como un escenario propicio para la introducción en la Gestión Pública desde los gobiernos y territorios indígena, originario campesino, ya que el patrimonio de sus saberes locales y ancestrales y su relación con la Pachamana y su cuidado, coinciden con las premisas del desarrollo sostenible.

Por último, la alta biodiversidad presente en Bolivia, tanto desde el punto de vista ecosistemas, especies y genética, hace que la Gestión Pública como país, tenga una mayor responsabilidad sobre su conservación. Y como Bolivia ha ratificado el convenio de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad, el camino para alcanzar sus metas debe transitarse desde el desarrollo sostenible, desde un diseño participativo e integrador de las potencialidades como país, con visión de futuro.

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ANATOMÍA DE LA INSOSTENIBILIDAD AMBIENTAL EN EL CONTEXTO POTOSINO

Foto:NulfoYala(2022)

Bolivia, es un país con base extractiva en sus políticas económicas, donde impera la prioridad del crecimiento económico a costa del sacrificio espantoso del medio ambiente.

Una gestión ambiental de manera certera, se constituye en una de las necesidades más imperantes de las sociedades actuales; pero, desde una perspectiva no antropocentrista, no especista; por lo tanto, justa con todas las formas de vida que habitan el planeta y los territorios.

En ese sentido, las sociedades han ido evolucionando en sus dinámicas de interacción con los componentes del medio ambiente, lo cual a lo largo de la historia de la humanidad ha marcado drásticamente el rumbo de la salud del medio ambiente global

Bolivia, es un país con base extractiva en sus políticas económicas, donde impera la prioridad del crecimiento económico a costa del sacrificio espantoso del medio ambiente.

A un nivel territorial más específico, el Municipio de Potosí, no está lejos de esta dinámica de interacción humano – medio ambiente atroz. En ese contexto me permito realizar un análisis del nivel de aplicabilidad e instauración de políticas públicas basadas en el desarrollo sostenible, como una alternativa al desarrollo depredador y un sistema económico tradicional.

Entonces, para poder evaluar su nivel de aplicabilidad a nivel Municipal, es necesario considerar las dimensiones de la sostenibilidad; es decir, dimensión ecológica, dimensión social, dimensión económica, dimensión territorial, dimensión cultural y dimensión geográfica, todas estas indisociables.

Comencemos por la dimensión económica, considerando que el municipio de Potosí tiene desde hace más de quinientos años como la base de su economía, la actividad depredadora y extractivista minera con una escasa diversificación de sus medios de vida. Asimismo, la riqueza generada de esta actividad se concentra en ciertos sectores, como son los “empresarios mineros” y algunos “cooperativistas”. Si bien las actividades mineras que cuentan con licencia ambiental, presentan sus informes de monitoreo, basada en una norma nacional altamente permisible en los umbrales máximos, y ni que decir de las actividades mineras que operan sin licencia ambiental. Asimismo, los costos ambientales acumulados desde décadas atrás y heredados a las nuevas generaciones, en los pasivos ambientales que duermen en un sueño de terror. Pero no todo pasa por las responsabilidades de las autoridades, la sociedad no ha internalizado la magnitud de esta problemática; por ejemplo, existen actividades mineras clandestinas en cercanías a las fuentes principales de abastecimiento de agua potable de al menos el 50 % de la población, caso laguna Masuni (ubicada en el sistema de las lagunas del Kari Kari). Esas aguas son afectadas en su calidad por una posible contaminación. El costo ambiental, social y de salud pública es incalculable, y con seguridad las instancias llamadas a su protección no han destinado presupuesto, para esta terrible contingencia.

En ese mismo orden de ideas y desde una perspectiva de la planificación del presupuesto a través de los instrumentos de planificación como los planes operativos anuales (POAS), se visibiliza una amplia prioridad a proyectos de infraestructura y acciones que fomentan el consumismo de las poblaciones. Solo como ejemplo, en los últimos años el presupuesto destinado para el barrido de las calles es trece veces mayor que el presupuesto destinado para acciones de educación ambiental, que se constituye en el principal instrumento preventivo en la gestión ambiental. Se aprueban normas, como las del día del peatón y del ciclista en defensa de la Madre Tierra, para fines de concientización de la población de la importancia de la calidad del aire; no obstante, a la hora de su ejecución cualquier motivo es válido y forzosamente justificado para sus recurrentes suspensiones.

Todo lo anterior, se traduce en que la dimensión ecología de la sustentabilidad está muy afectada, pues los límites de la naturaleza han sido rebasados, en inmediaciones a actividades mineras y socavada por su mala intervención e inadecuada gestión, sobre todo por las autoridades y actitud de “normalizar” y “naturalizar” la contaminación, por la sociedad en su conjunto. Considerando que, además, ríos de curso sucesivo e internacional nacen en el Municipio de Potosí.

Dentro de la dimensión ecológica de la sustentabilidad, existen proyectos a nivel municipal, para la promoción de la agricultura ecológica a nivel familiar, tal el caso de la Comunidad de Chiutara (comunidad rural cercana a la ciudad de Potosí); sin embargo, estas actividades si bien están empoderando a las comunidades, estos procesos se encuentran en etapa de transición y no se ha consolidado aún, la inclusión en los mercados, lo cual no está instaurado como política pública  que fomente la producción y consumo sostenible.

Respecto a la dimensión social de la sustentabilidad, esta tiene una implicancia amplia juntamente con la económica y cultural, pues los sistemas de dominación de la naturaleza que se ha instaurado y enraizado en la sociedad potosina, ha generado una amplia deuda ecológica en el ecosistema.

La dimensión cultural, es aún más adversa, pues tiene la validación de una sociedad con sujetos pasivos de repetición cultural y de mantenimiento del núcleo familiar minero; lo cual se potencia con la magnificencia de lo histórico que es proporcional al poderío de la degradación ambiental ocasionada por la imperante minería.

Dentro de la dimensión política de la sustentabilidad, ésta se encuentra vinculada a los procesos de democratización y de construcción de la ciudadanía; pero, sobre todo, la instauración de la dimensión de la sustentabilidad en general como política pública. Dentro de las políticas públicas del Municipio de Potosí, no se ha evidenciado ninguna destinada al desarrollo sostenible, quizá solamente a proyectos desde el punto de vista de la temporalidad. Adicionalmente en esta dimensión, en los procesos de democratización de la sociedad potosina existe un escaso fortalecimiento a las organizaciones sociales y comunitarias que trabajan en pro del medio ambiente. Tampoco el Municipio ha instaurado procesos o proyectos para el acceso a la información ambiental generada en la institución, como asunto de democracia en el derecho al acceso a la información, y la autodeterminación de los pueblos. De la misma manera, no se visibiliza políticas públicas de fomento del componente género del desarrollo, es más se ha evidenciado que, al contrario de lo esperado, se ha buscado callar la voz de las organizaciones feministas, desde los niveles del ente deliberante, declarando ciudadanas no gratas (colectivo feminista “Mujer de  Plata”), en una muestra del machismo misógino, de una sociedad que se refleja en sus gobernantes.

Dentro de la dimensión geográfica de la sustentabilidad, la reducción de los planes de uso de suelo, solamente a ciertas categorías de uso de suelo, en el ámbito urbano; siendo que, en el rural no han abordado la planificación a nivel de territorio o bien las escalas de trabajo que son insuficientes. Y es que como Municipio de Potosí no se ha abordado en una planificación territorial en base a estudios previos de las potencialidades y vulnerabilidades de los territorios. Un ejemplo de lo anterior se traduce en el creciente y desbordante de actividades mineras en un distrito municipal rural, como es el distrito 16 (Concepción), territorios que no han sido evaluados previamente para el emplazamiento de las actividades mineras con impactos ambientales a muy largo plazo, como las plantas de concentración de minerales con diques de colas en pulpa; donde, dicho sea de paso, adicionalmente existen especies endémicas de la región.

En esta misma dimensión, las actividades mineras de acopio de minerales e ingenios mineros se encuentran dentro de zonas y barrios de la mancha urbana. Si bien existen proyectos para relocalizar estas actividades mineras a un parque de ingenios, no existe medios económicos para su concretización, tampoco una política de responsabilidad de los empresarios mineros para su reubicación, lo cual se entrelaza con la dimensión cultural arraigada, que lo viabiliza y legitimiza.

Por tanto, el nivel Municipal en Potosí desde las posturas del Desarrollo sostenible,  es débil; por no decir, prematuro o naciente, no internalizado en los gobernantes ni en la sociedad. Algunas iniciativas, como la instauración de huertos familiares, han modificado algunos procesos; sin embargo, las actividades más depredadoras y extractivistas como la minería, no han logrado siquiera modificarse, en el mejor de los casos han instaurado medidas de mitigación, como paliativos forzados. Además, no se están implantado como política pública institucional dentro de sus planes Estratégicos Institucionales y tampoco en los Planes Territoriales de Desarrollo Integral; por lo tanto, carecen de indicadores para evaluar su evolución y avances. Entonces, tristemente este Municipio es un ejemplo de sustitución del capital humano por el capital natural. Hay mucho por trabajar, invertir, transformar y deconstruir, para una transición justa a lo sustentable.

mileox@hotmail.com

EXPERIENCIAS EN PRODUCCIÓN DE HORTALIZAS EN LA COMUNIDAD CHIUTARA EN EL MUNICIPIO DE POTOSÍ

Bolivia es un país mega diverso; en biodiversidad, ecosistemas, pisos ecológicos. Y desde el punto de vista de la producción de alimentos, existen una multitud de posibilidades, que se han adaptado a las condiciones de los ecosistemas. Es en ese sentido, la producción de hortalizas en nuestro país es amplia, desde los llanos orientales hasta el altiplano.  En la región altiplánica la producción es principalmente en carpas solares, por las características imperantes del clima.

La región del Municipio de Potosí no está exenta de la producción de hortalizas; es así que, durante los días 17 y 18 de febrero del año 2022 se realizó el curso de capacitación sobre producción de Hortalizas. Curso organizado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), la Carrera de Ingeniería Agronómica de la UATF, Fundación ACLO, la Jefatura de Promoción a la Inversión del Municipio de Potosí y la institución Contexto. En el que participaron colectivos de activistas, productores, estudiantes universitarios y profesionales.

El curso abordó temáticas dentro de la cadena productiva de las hortalizas en el Municipio de Potosí, con las facilitadoras: Ing. Claudia Sainz e Ing. Carmen Villarroel, expertas en la temática.

El Colectivo ACONTRAVIA.COM que, aglutina a activistas sobre Medio Ambiente, Filosofía y Derechos; participó en dicho curso. Destacándose la importante y urgente necesidad de realización de este tipo de cursos e iniciativas, donde exista diversidad de actores, de manera que se pueda realizar un dialogo de saberes desde la co-construcción del conocimiento entre todos.

El primer día ha sido bastante fructífero, pues se han abordado aspectos teóricos de amplía relevancia en relación a la producción de hortalizas; pues no olvidemos que la teoría es el soporte dinámico de los procesos de construcción del conocimiento. Rescatándose como aprendizaje de esta jornada aspectos fundamentales, como la importancia de un buen manejo; pero, sobre todo, la relevancia e importancia de producción ecológica, no como mera publicidad de alternativa para los ambientalistas, no por moda; sino, como una necesidad urgente e imperante y uno de los retos más fundamentales para la agricultura contemporánea.

El curso, además, ha facilitado herramientas practicas a través de una seria de habilidades y competencias basadas, por ejemplo, en soluciones que se encuentran en la misma naturaleza, como es el Manejo Integral de Plagas, donde la relación depredador – presa hace posible controlar ciertos desequilibrios en los agroecosistemas, por medio de relaciones ecológicas de equilibrio que la naturaleza y la evolución han creado: las mariquitas se comen a los pulgones y permiten un sano convivir entre meso fauna, suelo y planta ¡ qué maravilla!

También se ha podido observar también que los productores de la comunidad de Chiutara, del Municipio de Potosí, se están organizando y están haciendo posible una producción de hortalizas en carpas solares; si bien no cuentan con una certificación de Productores Ecológicos, su tramitación está en ese proceso. Evidenciándose, además, el fortalecimiento de sus capacidades, ampliando su horizonte en la variabilidad de productos sembrados y cosechados. Algunos productores cuentan, incluso, con sistemas de riego artesanal, cuya eficiencia en el uso de agua es mayor en comparación a un sistema de riego por aspersión comercial. Asimismo, uno de los productores, don Hugo Garnica, cuenta con paneles solares como fuente de energía para alimentar y funcionar su sistema de riego por aspersión a campo abierto, lo cual hace que su producción tenga varios de los componentes desde el punto de vista de la sostenibilidad y sustentabilidad Ambiental.

 

El reto mayor de los productores de esta región es entrar de lleno en la producción ecológica certificado; y a la par, el otro reto importante, es buscar mercados para su comercialización. Mercados justos y equitativos, espacio donde se posibilite la tan ansiada relación estrecha entre consumidores y productores ecológicos, donde se impulse un sistema de producción de alimentos sostenible y sustentable.

Es por esta razón que, como Colectivo ACONTRAVIA.COM, entendemos que la agroecología a través de una agricultura ecológica evaluada de forma sistémica y ordenada, es la mejor y más justa solución para poder afrontar el desafío de la alimentación en nuestros territorios. Una alternativa justa con el medio ambiente, con los pueblos, con la salud de los consumidores y con las economías comunitarias.

mileox@hotmail.com

 

ACERCA DEL ENCUENTRO DE ACTIVISTAS “DEFENSORES DE LA NATURALEZA Y EL DERECHO A UN MEDIO AMBIENTE SANO EN BOLIVIA” (11, 12 y 13 DE NOVIEMBRE DEL 2021 , LA PAZ- BOLIVIA)

Dicen que las casualidades no existen, que los similares se buscan y eventualmente se encuentran producto de una mecha encendida donde se aviva  la lumbre; lumbre de individuos con  caminos hilados, pero con un mismo tejido.

Los tejidos sociales de defensores de la naturaleza, del sustento de la vida como la conocemos, esta vez, unidos por UNITAS (Unión Nacional de Instituciones de trabajo por la Acción Social) y líderes del país acoplados por LIDEMA (Liga en defensa del Medio Ambiente) en un viaje astral de encuentros, de reencuentros, de compromisos, de reafirmación de la convicción de defensores.

Tres días de ardua labor: 11, 12 y 13 de noviembre de 2021, en el curso nacional “Derecho a un ambiente sano y derechos de la Naturaleza, Defensores ambientales defensores de la Vida, desarrollado en La Paz Bolivia”. Donde coincidieron y se encontraron luchas y causas comunes, en pro de la vida en todas sus formas.

Primer día del evento ya todos sabíamos a qué rumbo apuntar el trabajo: consolidar la sinergia como defensores de la naturaleza, en el segundo día;  y  pues claro,  ha sido exitoso, pues el día tercero ya habíamos creado una plataforma donde los integrantes del tejido convergimos, donde nuestras luchas por los derechos de la naturaleza no sean aisladas, anuladas, criminalizadas; donde exista paciencia y acompañamiento en momentos espinosos del tramo de la defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente sano. Un defensor ambiental informado es un defensor  consagrado a su causa.

Y a propósito de defensores, alguien dirá: ¿Por qué  defensores de la naturaleza y de un medio ambiente sano? Porque la naturaleza tristemente necesita ser defendida; defendida de intereses, de modelos económicos globales, de transnacionales, de nacionales. Defendida de la desinformación, o la información no fidedigna, tergiversada o robada. Coincidimos, también, que acaecerán días negros, sin duda, habrá días ausentes de ímpetu; pero lo que no pasará es que la lumbre se apague, pues su energía es inconmensurable, es alternativa, es amigable con la “pacha” (tierra) y amigable con sus componentes. Pero también estamos conscientes que en el proceso de defensa habrá otros tipos de hogueras, con energías robadas, manchadas, fósiles; que, desde luego, a diario buscarán invisibilizar las sinergias y las luchas. No obstante, las estrategias son clave, claves para reducir las criminalizaciones, los riesgos en el tramo de la lumbre.

Pero el curso ha demostrado que no todo es luctuoso, los tejidos son firmes, son de Churqui (Acacia caven Mol.) y tienen Ñec´ke (fuerza); son cimientes de la lucha, por los ríos que fluyen, que cuentan historias felices y tristes en sus trayectos, dolor por contaminación, dolor por extractivismo, por el crecimiento  maligno a costa de la “pacha”; pero que también cuentan memorias de nevados nacientes y de ríos infantes.

En el proceso se han adherido al tejido “tomadores de decisiones” no liadas, cual hilachas del tejido; metidos en sus entrometidos intentos de protección y aparente defensa del medio ambiente; sin tiempo para lo que requiere tiempo; pero, eso sí,  siempre listos para figurar.

También es sabido que con la  plataforma no basta, el tejido requiere sustrato, alimento; por lo que la convicción de sus integrantes es la tierra fértil. Se requiere de nexos, de diálogos, de hacer comunidad, de buscar alternativas al rumbo de la defensa. Cuestionar el desarrollo, el crecimiento, los métodos y estrategias con los cuales defendemos y luchamos. El clamor de las luchas a quienes las dirigimos y como lo hacemos. Con métodos de incidencia sobre la importancia de la naturaleza, diferenciados por estratos, por edades y comunidades.

Es por eso que, los retos empiezan y se reafirman: fortalecer las plataformas de defensores y activista desde nuestros lugares de trabajo, desde los municipios y departamentos. No fue casualidad que los defensores nos buscamos y nos encontramos; ahora, es imparable el proceso, pues mientras el mundo vaya por la vía de la destrucción masiva de la naturaleza, los defensores siempre iremos a “acontravia”

Es así que, desde el Blog “acontravia.com”, como integrantes del tejido sinérgico, asumimos este compromiso con lumbre de energías alternas, siempre que exista vulneración a los derechos de la naturaleza; y mientras unos transiten hacia cosificar la naturaleza, nosotros siempre transitaremos rutas de libertad.

mileox@hotmail.com

LOS GRUPOS DE PODER AGROINDUSTRIAL Y LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS. RESISTENCIA Y REIVINDICACIÓN DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.

Dibujo: MilenaFabiola@(2020)

Bajo este sistema de explotación, el desarrollo humano es lo que menos importa. El «sálvese quien pueda», resuena ahora, más que nunca, de una manera contundente e inevitable. Quien controla la producción de alimentos controlará el acceso a los mismos. La cuestión de fondo es el dinero, el que no tiene dinero no come; así trabaje incansablemente, si el sistema no le asigna valor, su trabajo no será tomado en cuenta y mucho menos remunerado económicamente y, más temprano que tarde, sucumbirá al hambre.

Mucho se debate hoy en día respecto de la problemática del uso de transgénicos en el mundo y particularmente en algunos países latinoamericanos, como el caso de Bolivia; tema que resurge, a raíz de la aprobación del reciente marco normativo (Decreto Supremo 4232), que autoriza la evaluación de semillas genéticamente modificadas (transgénicos) con fines comerciales y  agro productivos; para los cultivos de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya.

Si bien este proceso no se inició recientemente, es importante destacar algunos aspectos que, usualmente, se asumen como temas colaterales o implícitos; muchas de las veces el debate surge a partir de cuán beneficioso o perjudicial resulta para la salud humana o el medio ambiente, pero se deja de lado la visibilización de los intereses existentes, detrás de las políticas que impulsan el uso estos cultivos transgénicos y los paquetes tecnológicos asociados a su producción.

Y es que, como en casi todo, existen poderosos intereses particularmente económicos y políticos que están detrás; y no solamente de los intereses de las grandes multinacionales, sino de los intereses de los poderosos grupos agroindustriales que se constituyen en los promotores del modelo económico extractivista y mercantilista corporativo.

Al final, el debate sobre la pertinencia o no de los transgénicos, se transforma en algo irrelevante. Todo lo que contribuya a la generación de la riqueza, no solamente es aceptado, sino también promovido bajo el engañoso principio de: A mayor riqueza mayor prosperidad humana. Es el funesto mundo en el que vivimos y en el que estamos sumidos, que nos demuestra, una vez más, que por más riqueza que se genere, la prioridad no es el ser humano; sino la riqueza en sí misma, a través del capital acumulado. Los millones de pobres que existen aún en los países lllamados desarrollados son una evidencia de ello; y que decir, aún, de los muchos otros millones condenados al hambre y a la miseria. Frente a ello, el producto interno bruto -que es la supuesta medida  de la riqueza de los estados modernos- resulta una cuantificación absurda y fuera de lugar, ante cualquier intento y justificación que se quiera dar, forzosamente, como una medida de reivindicación humana.

En consecuencia, el propósito real de la producción con el uso de semillas y cultivos transgénicos es, intrínsecamente, generar un gran negocio y, por supuesto, favorecer la acumulación de mayores riquezas por los grupos de poder económico que gobiernan los estados; llámense a éstos empresarios, terratenientes, latifundistas o gamonales, como se refería a los mismos, Carlos Mariátegui.

Si bien existen bastantes análisis relacionados con el negocio de los  transgénicos por grandes multinacionales; resulta, aún, mucho más sorprendente los mecanismos políticos y económicos que van gestionando los grupos de poder económicos regionales; que si bien están articulados con las líneas matrices de estas multinacionales, existen una alta gama de recursos locales que les brinda la anuencia y la legalidad de hacer que sea necesario para que el negocio de los transgénicos pueda operar. Y lo hacen, la mayoría de las veces, a partir de los estados y sus gobiernos qué son manejados o influenciados de una u otra manera por los mismos.

De acuerdo a las particularidades regionales, estos grupos de poder económico agroindustrial, generan un discurso muy bien pensado y trabajado en diferentes niveles, grados y estratos dentro de la sociedad. Una vez conseguido el marco legal -siempre lleno de ambigüedades que son hábilmente utilizado en interpretaciones funcionales posteriores- se procede a plantear la matriz de debate en la sociedad civil a través de los operadores comunicacionales que están a su servicio; una primera acción a interiorizar en la mente colectiva, es el sobreentendido de que cualquier iniciativa que fortalezca el aparato productivo y económico será siempre favorable para el país. La estrategia es apelar el sentido patriótico y nacionalista del ciudadano, y el supuesto interés legítimo del estado.

A partir de ahí, la estrategia consiste en ir «normalizando» la situación. Se va argumentando que son muchos los países qué utilizan los transgénicos y desde años atrás; se enfatiza en las ventajas económicas que se lograrán, principalmente, a través de las exportaciones a otros países. A través de una agresiva campaña comunicacional, especialmente, a través de las redes sociales. «Se hacer dar cuenta a la gente» que desde hace muchos años atrás ya se vienen consumiendo transgénicos en gaseosas y alimentos procesados; y que, por tanto, somos la prueba viviente de que los transgénicos no causan ningún daño; y que, quiénes se oponen son grupos ecologistas radicales o con intereses políticos creados contra los sectores “vanguardistas y productivos” del país.

Posteriormente viene la fase persuasiva; es la fase de los pronunciamientos corporativos realizados por las instituciones productivas que conforman estos grupos de poder agroindustriales; de incansables y maratónicos conversatorios; y de las justificaciones, a partir de supuestos eruditos y publicaciones que presuntamente invalidarían los argumentos contra el uso de los transgénicos, tildándolos de simples especulaciones y sin ninguna evidencia científica. En esta fase existe, además, una amplia cobertura por instituciones educativas, sobretodo de universidades privadas, que forman parte del conglomerado empresarial, vinculado a estos grupos de poder. Infortunadamente se suman, también, algunas universidades públicas; sea por su silencio o, peor aún, alineándose al discurso trillado e insustancial de “la razón” del progreso nacional y la productividad. Se presentan, por ejemplo, estudios de presuntos expertos; donde se proclama que los transgénicos supuestamente requieren menos agua, menos erosión de los suelos, menos plaguicidas; que gracias a sus particularidades genéticas se estaría eliminando prácticamente las plagas y, a la vez, se estaría reduciendo el uso de plaguicidas cancerígenos. Sumado a ello, el discurso conocido, que con estos cultivos transgénicos se va a mejorar los ingresos de los pequeños productores.

Por supuesto, cada uno de estos argumentos puede ser ampliamente rebatido desde distintos enfoques ecológicos, sociológicos, políticos, etc.; pero, lamentablemente, muchas veces, el colectivo social ha sucumbido al adoctrinamiento del discurso desarrollista de los grupos de poder. Este «supuesto» modelo de desarrollo económico se convierte en una consigna, hasta llegar a ser interiorizada y formar parte de la cultura, tradición e incluso cosmovisión de la sociedad; como sucede en el caso boliviano, particularmente, en la región agroproductiva del oriente del país.

Una vez conseguidos estos objetivos, cualquier acción o reacción posterior es intrascendente; la maquinaria está engranada y lista para funcionar. El modelo extractivista agroindustrial nuevamente se ha impuesto, esta vez a partir de los cultivos transgénicos. Cualquier debate o cuestionamiento posterior, servirá en el mejor de los casos, para maquillar el proceso. Se introducirán, incluso, toda una parafernalia de tecnicismos afables al proceso productivo; tales como: prácticas amigables con el medio ambiente, restauración ambiental, control e implementación de medidas de bioseguridad, etc., pero se lo hará, solamente, para guardar las apariencias y terminar de acallar cualquier cuestionamiento de fondo.

El modelo explotador, extractivista y capitalista prevalece. No importa si el gobierno sea de izquierda o de derecha, el objetivo final es la generación de riqueza; que, por supuesto, al final solo hará más ricos a los que ya son ricos y que, muchas veces, directa o indirectamente, son precisamente los que detentan u operan el poder. En este escenario cualquier oportunidad será aprovechada al máximo, como en el caso de los transgénicos. El beneficio máximo sin medir las consecuencias; aun cuando el costo sea la vida misma en el planeta.

Se habla de generar riqueza, pero no se dice para quién. Se dice que el uso de los transgénicos se constituye en una oportunidad maravillosa para generar empleo, pero en los vaivenes y fluctuaciones del mercado de lo primero que se prescinde cuando las cosas van mal es, precisamente, del empleado; lo que importa, al final, es garantizar la ganancia del empresario.

Detrás de discursos nobles, de propósitos altruistas y de consignas de prosperidad y desarrollo económico, se aliena la voluntad del ser humano; el trabajador debe agradecer la oportunidad de empleo que se le da, así sea bajo condiciones de explotación y de retribuciones míseras, comparadas con las ganancias de los dueños del «negocio» y el capital.

Nuevamente, en el caso de los transgénicos, la premisa utilizada es «la alimentación como negocio». El capital lo tiene el empresario; la tierra, que está en manos de los grupos de poder económico o de gremios corporativos protegidos como tierras comunitarias de origen, es monopolizada y explotada hasta resecarla, bajo la consigna “imperiosa” de no dejar tierra improductiva. El trabajo, en condiciones de explotación, se transforma en la razón de vida del trabajador; alienado, explotado y desechable, pero agradecido.

Bajo este sistema de explotación, el desarrollo humano es lo que menos importa. El «sálvese quien pueda», resuena ahora, más que nunca, de una manera contundente e inevitable. Quien controla la producción de alimentos controlará el acceso a los mismos. La cuestión de fondo es el dinero, el que no tiene dinero no come; así trabaje incansablemente, si el sistema no le asigna valor, su trabajo no será tomado en cuenta y mucho menos remunerado económicamente y, más temprano que tarde, sucumbirá al hambre. Es la perversa obsesión del sistema económico por la máxima productividad y la riqueza, que define y decide que debe ser considerado como trabajo y que debe ser desechado, de acuerdo a sus necesidades e intereses. Es la perversión de un mundo que produce y tiene la capacidad de producir, casi el doble de alimentos que se necesita para la subsistencia de toda la población humana; pero que, paradójicamente, millones se mueren de hambre, a la vista e indiferencia de otros que prefieren desechar toneladas de alimentos a la basura.

Encima de todo, ahora, se deforestan y habilitan inmensas superficies de tierra para la producción de cultivos transgénicos con fines de producción de agrocombustible, como si en estos momentos fuera una prioridad. La mayoría de los países que compran esta producción no lo hacen realmente por necesidad, pues tienen almacenados ingentes cantidades de petróleo y otros recursos energéticos. Lo hacen para potenciar su dominio y el control del mercado energético global. No importa que los países productores de transgénicos tengan a gran parte de su población sumida en la pobreza y el hambre; mientras haya quien compre, toda la maquinaria del estado se dirigirá para garantizar que los grupos de poder económico, dueños de la Tierra y del capital, puedan satisfacer la demanda. Todo en nombre del famoso “dogma” del desarrollo económico del país.

El Producto Interno Bruto (PIB) se ha convertido en una medida que sólo mide el incremento de la riqueza de los tienen el control absoluto de los recursos; y, por tanto, el poder para decidir, en última instancia, quién come y quién no.

El modelo agroproductivo, extractivista y explotador crea las condiciones necesarias para la dependencia alimentaria. Es el mismo sistema que repite hasta el cansancio que los recursos son limitados, y que no alcanzan para satisfacer las necesidades humanas; dogma central de la teoría económica, diseñada e impuesta por los mecanismos de poder que regulan y gestionan el sistema, para que nada se salga de su control. Y, esta vez, lo hacen con la panacea de lo transgénico; prometiendo que con su uso se solucionarán los problemas alimentarios de los más vulnerables, que serán baratos y accesibles; por supuesto, sin importarles en lo más mínimo, los cuestionamientos de las posibles consecuencias para la salud, lo descabellado de destinar ingentes extensiones de suelo cultivable o la despiadada ampliación de la frontera agrícola, en desmedro de bosques y naturaleza viva. La razón de explotación económica, siempre, termina por someter e imponerse con el discurso de progreso y desarrollo en la opinión pública. Sin embargo, en realidad sólo se trata de acumulación de riqueza; la avaricia y codicia desmedida de los grupos de poder agroindustrial, que son, en definitiva, los dueños del negocio.

Frente a este escenario, la respuesta necesaria e inexcusable es cortar las cadenas de la dependencia alimentaria; es buscar los mecanismos para una efectiva autonomía y autodeterminación del ser humano para su supervivencia. Y; eso es, recuperar y rescatar el concepto de soberanía y seguridad alimentaria, reivindicando todas las iniciativas y acciones conducentes a este fin. Es el caso, por ejemplo, de la Declaración de Nyéléni, en el Foro por la Soberanía Alimentaria, realizado en Mali en el año 2008. Foro en el que se establece, como núcleo fundamental y prioritario, la seguridad alimentaria del ciudadano por sobre los intereses mercantiles y comerciales de los conglomerados corporativos agroindustriales; priorizando el apoyo efectivo y real al pequeño agricultor, la producción de alimentos ecológicamente sostenibles y la disponibilidad y accesibilidad de alimentos para la población particularmente vulnerable; reivindicando el principio del derecho humano a la alimentación, por encima de cualquier interés económico o mercantil.

Una soberanía alimentaria establecida a partir del principio de autodeterminación autonomía y autogestión de las personas; facilitando el acceso a la tierra, al agua, a los recursos genéticos y la gestión para una distribución efectiva de los alimentos; particularmente en las poblaciones vulnerables. Producir para alimentar a la humanidad y no para engrosar la codicia de riqueza de los grupos corporativos agroindustriales; dignificando y valorizando el trabajo y el esfuerzo de todas aquellas personas que por iniciativa propia, por ejemplo, van produciendo sus propios alimentos, aún en reducidos espacios de confinamiento y sin ninguna oportunidad de acceso a la tierra. Es el caso los huertos urbanos, por ejemplo, que se constituyen en una acción revolucionaria y concreta contra la dependencia del modelo extractivista y explotador el sistema. Esta acción, por sí sola, además, visibiliza la injusta e inmoral apropiación de los recursos por parte de los grupos de poder corporativos agroindustriales; tendrán toda la tierra para su avaricia, pero no cuentan con la capacidad de innovación del ser humano, que se las ingenia para producir alimentos, utilizando, incluso, como envases autoregantes a las botellas plásticas que el consumismo desenfrenado descarta.

Por tanto, la acción de resistencia al uso de los cultivos transgénicos, se vuelve una lucha legítima por la emancipación humana en la búsqueda de su soberanía alimentaria. Una lucha legítima de resistencia a los intereses económicos corporativos, que buscan lucrar, paradójicamente, con la necesidad de alimentos y el hambre de las personas. Lograr la independencia y el autocontrol para garantizar la seguridad alimentaria es, y será, cuestión de supervivencia. Tarde o temprano, el modelo extractivista y explotador agroindustrial colapsará inevitablemente por el propio peso de su ambición; pues como cualquier actividad extractivista, ésta no es sostenible en el tiempo. Pero lo que sí serán sostenibles son todas las iniciativas de acción y de resistencia, esfuerzos que, por pequeños que parezcan, contribuyen a la búsqueda y la construcción de la soberanía alimentaria; para garantizar la autonomía productiva, acceso y disponibilidad de alimentos para los seres humanos. Un frente estratégico y fundamental en la lucha por la libertad y la liberación del ser humano.

nulfoyala@gmail.com

 

 

RECHAZO AL USO DEL PAQUETE TECNOLOGICO DE TRANSGENICOS EN BOLIVIA Y PRONUNCIAMIENTO CON RELACIÓN AL DECRETO SUPREMO NRO. 4232.

Foto: NulfoYala (2020)

Elaborado por:

Milenka Almanza (Ingeniera del Medio Ambiente/Activista ambiental/Bloguera www.acontravia.com): mileox@hotmail.com

Nulfo Yala (Filósofo/Escritor/Bloguero: www.acontravia.com): nulfoyala@gmail.com

El mayor acto de rebeldía contra el sistema, es producir tus propios alimentos……Comienza produciendo en tu huerto urbano. El campo de batalla ante los transgénicos comienza tomando conciencia de nuestros derechos y obligaciones frente al medio ambiente.

El gobierno de transición boliviano pretende aprobar a través de un proceso de evaluación abreviado, el uso de semillas transgénicas  en Bolivia.

Esta vez no solo lo hace con el  cultivo de soya (Glycine max), sino además los cultivos de: Caña de azúcar (Saccharum officinarum),  trigo (Triticum aestivum), maíz  (sea maíz) y algodón (Gossypium hirstium).

En ese marco, es necesario comprender que Bolivia es un país megadiverso y que además  basa su economía en al extractivismo de sus recursos naturales.

También es necesario saber que la decisión y argumentación del gobierno  se fundamenta en reactivar la  economía del país post pandemia del COVID 19. Con esto pretende la intensificación y fomento a sectores tradicionalmente extractivista, como el agro en el oriente boliviano. Esto se pretende hacer por medio de la promesa de una tecnología que, hace ya décadas promete acabar con el hambre del mundo; sin embargo, hasta hoy no lo ha hecho. Los cultivos transgénicos no han solucionado nada.

Promesa, so pretexto, de seguridad alimentaria, cuando es sabido que la seguridad alimentaria no depende de la disponibilidad de alimentos, sino de su acceso, calidad y de oferta oportuna.

Por tanto, la problemática  en el contexto boliviano de la introducción de este paquete tecnológico, pasa por muchas razones relevantes; y pese a que el tema es bastante amplio, se exponen algunas a continuación:

RAZONES DESDE EL PUNTO DE VISTA AMBIENTAL Y BIOLÓGICA

  • Los transgénicos no vienen solos, los acompaña un paquete tecnológico totalmente dependiente de AGROTOXICOS, con alta agresividad al medio ambiente. Estos son principalmente el: Glifosato y el Glufosinato de amonio. Lo que ocasiona que se aumente de forma exponencial el uso de agroquímicos.
  • El uso de estos agroquímicos daña la calidad del suelo, atentando contra las funciones ambientales que este ofrece; lo que significa, también, un atentado a la seguridad alimentaria. Suelos no saludables no producen, no filtran contaminantes, no regulan el clima, disminuyen su potencial de captura de carbono de la atmosfera y se convierten en potenciales emisores de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global.
  • El glifosato es difícilmente degradado por acción biológica; y esto, aunado a que su uso mismo disminuye la población microbiana en el suelo, provoca daños irreversibles en la microbiota del suelo, dañando la diversidad biológica de este.
  • Los agrotoxicos asociados a los transgénicos dañan y atentan la fertilidad del suelo, sobre todo a la fertilidad biológica. Un suelo fértil, es aquel que es capaz de sustentar la vida.
  • Los agrotoxicos asociados a los transgénicos que no tienen un uso adecuado, aplicación y disposición final de sus envases, son potenciales contaminadores de cuerpos de agua y provoca competencia entre los  usuarios del agua.
  • Las aplicaciones por aspersión de agrotoxicos asociados a los transgénicos alteran la calidad del aire circundante y su distribución puede intensificarse en depende de la fisiografía del terreno.
  • Excesivo fomento al monocultivo y con ello a la emisión de gases de efecto Invernadero a la atmósfera, aumento del calentamiento global y los efectos del cambio climático
  • Intensifica la deforestación de especies nativas que se constituyen en reguladores del ciclo hidrológico y capturan gases de efecto invernadero, que liberan oxígeno al medio ambiente.
  • Los cultivos transgénicos obtenidos son escasamente destinados a la alimentación humana, son destinados a forraje (maíz, sorgo) la alimentación de ganado (ganadería intensiva,  lo cual promueve la expansión de la frontera agrícola y emisiones de gases de efecto Invernadero.
  • Atenta contra la diversidad biológica de especies propias del lugar.
  • En el cultivo de soya transgénica, GRAN PARTE DE LA PRODUCCION, se destina a producción de AGROCOMBUSTIBLE  como el biodiesel (caña, soya), ofrecido como una alternativa tecnológica amigable con el medio ambiente; no obstante, favorece y promueve la deforestación y expansión de frontera agrícola.
  • Los agrotoxicos asociados a los transgénicos persisten en el suelo por décadas y son potenciales contaminantes de futuros cultivos. El suelo dañado por estos agrotoxicos no volverá a  su calidad inicial e intentar una restauración significa una inversión grande de recursos.
  • Provoca la muerte y disminución de especies de polinizadoras, como las abejas, aproximadamente el 70 % de los cultivos depende de la polinización.
  • Contaminación genética (variedades de la misma especie o especies emparentadas) es irreversible, una vez se liberen los eventos transgénicos. Al liberar especies no NATURALES al medio ambiente, es muy difícil predecir su transporte y difusión.
  • Posibles consecuencias biológicas en diferentes especies en la cadena trófica y particularmente en la salud humana. Las consecuencias de la manipulación genética son impredecibles y podrían tener efectos no previstos en el futuro.
  • No es posible abrir la legalización del uso de transgénicos cuando no se han suficientes investigaciones a nivel nacional ni tampoco se han involucrado activamente instituciones de investigación tales como universidades institutos de investigación o investigadores independientes.

DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIOAMBIENTAL Y LEGAL.

  • Pérdida progresiva, respecto a la reproducción de semillas, renunciando al legado de nuestros antepasados; esto especialmente en el cultivo de maíz.
  • Desplazamiento del patrimonio histórico, cultural y de los saberes de los pueblos,  especialmente en el cultivo de Maíz.
  • Decisiones no informadas a los agricultores, que no han pasado por el proceso de consulta previa.
  • Fomento a la perdida de la agrobiodiversidad de cultivos, especialmente el maíz  que es centro de origen y domesticación de numerosas especies cultivadas y cultivables.
  • La perdida de la soberanía alimentaria y seguridad alimentaria, en tanto dependencia del paquete tecnológico asociado a la producción de semillas transgénicas.
  • Existe a la fecha contradicciones, vulneraciones y transgresiones a diferentes marcos, preceptos, principios, acuerdos, protocolos e instrumentos legales,  incluida la Constitución Política del Estado Plurinacional Boliviano; así como, la Ley Marco de la Madre Tierra (Ley 1333), Ley de Fomento a la Producción Orgánica, Ley Marco de la Madre Tierra (Ley 300), Ley de Derechos de la Madre Tierra (Ley 071), Ley de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria ( Ley 144), Ley de Fomento a la Producción Ecológica (Ley 3525), entre otros.

DESDE EL PUNTO DE VISTA ECONÓMICO.

  • Dependencia de semillas, pues puede existir endeudamiento de pequeños productores.
  • Uso de insumos GLIFOSATO y GLUFOSINATO DE AMONIO, SIN LOS CUALES NO SIRVE, a diferencia de una semilla no transgénica que tiene múltiples posibilidades de usar insumos, ejemplo, plaguicidas inorgánicos y orgánicos.
  • Los mismos que venden las semillas son los mismos que venden los agrotóxicos: Negocio perfecto.
  • Falso discurso de satisfacer el mercado interno y exportaciones, cuando  es necesario la aprobación de países importadores.
  • Discurso de mayor productividad no demostrado; dado que, la productividad depende de múltiples factores (calidad del suelo, manejo del cultivo, disponibilidad de agua) y no solo de eventos extremos como las sequías.  Además al carecer de evaluaciones in situ, se desconoce si el herbicida va a ser realmente selectivo. Lo cual puede provocar pérdidas en las cosechas.
  • Favorece que grandes empresas controlen la producción de alimentos, en toda la cadena alimentaria. Esto implica un total control corporativo .
  • Promueve la acumulación de riqueza solo en ciertos sectores como el agroindustrial y ganadero. Y bajo el discurso de desarrollo productivo, se promueve el potenciamiento de ganaderos, terratenientes y empresarios. Así como la acumulación capitalista no es desarrollo, el uso de semillas transgénicas tampoco es sinónimo de desarrollo humano.
  • Al solo depender de un cultivo (monocultivo), dependemos económicamente de la demanda internacional, el mercado. Cae la demanda, cae el negocio y los supuestos empleos que se generen serán los primeros en eliminarse cuando al negocio le va mal.
  • Esta introducción de semillas transgénicas no contempla el costo ambiental del paquete tecnológico de transgénicos, que en el mejor de los casos llevaría a una costosa restauración ambiental, que no siempre logra sus objetivos, una vez que ha sido dañado irremediablemente el ecosistema.

POR TANTO COMO CIUDADANOS, EN USO ESPECÍFICO DE NUESTROS DERECHOS  INDIVIDUALES GARANTIZADOS EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO BOLIVIANO; ENTRE OTROS, EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, NOS PRONUNCIAMOS:

  • Rechazando y exigiendo la abrogación del DS 4232, por ser una puerta que abriría la producción indiscriminada de semillas transgénicas, cuyas consecuencias se han señalado en las razones antes mencionadas. Razones que son de justicia social y ambiental.
  • Demandando políticas públicas que no degraden el medio ambiente, no fomenten el extractivismo en general y en específico el extractivismo agrícola y que garanticen la seguridad y soberanía alimentaria.
  • Reclamando el fomento de sistemas sostenibles de producción de alimentos. Como la agroecología, sistemas agroforestales, agricultura orgánica, agricultura de conservación y  agricultura urbana. Sistemas que realmente consideren la salud del medio ambiente y garanticen la seguridad y soberanía alimentaria.
  • Pidiendo el fortalecimiento, la promoción  e impulso a los bancos de semillas nativas y apoyo real los productores individuales y/o colectivos que trabajan día a día con ellas. Los bancos de semillas no deben de ser monopolizados solamente por instituciones estatales.
  • Requeriendo un mayor involucramiento de personas independientes dedicadas a la investigación, instituciones educativas, universidades, institutos y consultor@s, con relación a la temática. El tener información previa es condición indispensable para una posterior toma de decisiones políticas y más aún cuando se comprometen políticas públicas de desarrollo y de producción a nivel de país.

PLANETA EN CAMBIO O ¿EL PLANETA A CAMBIO?

Ilustración por Rosario@(2020)

Tiempos de cambio, generaciones nuevas, ¿nuevo planeta?, quizá un planeta en cambio, en evolución constante. Constante y dinámico; hábitat de múltiples formas de vida que interactuan entre sí y con su entorno.

Dinamismo acelerado en corto tiempo, considerando la edad del planeta y más aún del universo. La llegada del ser humano como especie transformadora de su entorno y creadora de “conocimiento” ha alterado el curso de la evolución de este planeta, versus un escenario sin la presencia del ser humano.

Sin embargo, al margen de los escenarios posibles ¡estamos aquí!, aquí confinados en este planeta y lo estamos embistiendo. La palabra confinados puede sonar dura, pero…!lo estamos! Es lo único que tenemos, y así consideramos que es nuestro, así lo entregamos a cambio.

El confinamiento en este planeta ha hecho posible nuestra evolución, que ha ido a la par de la evolución del “conocimiento” y afortunada o desafortunadamente (según criterio) de muchos organismos que acompañan este tránsito de cambios.

No obstante, al parecer entre la interface ambiente (entorno) y seres humanos,  existe una desconexión a nivel (sobre todo) grupal. Es decir, el ser humano esta escasamente consiente de su evolución y  que su vida depende en gran medida de la salud del planeta. En ese marco, el común de las  personas  desconoce o posiblemente conozca y estén conscientes de cómo afecta a nuestro bienestar la relación que tenemos con el ambiente, pero no actúan en consecuencia. Otras peor aún, lo desconocen,  ahí resulta el dicho popular: “El pez es el último en enterrase que vive en el agua”, y yo le agregaría que vive y se sirve del agua, es parte del agua, y que además cree que estudia el agua.

Producto de todo aquello, es que la humanidad hoy por hoy, y como nunca antes (dada la situación de la globalización), se ve enfrentada y cara a cara con una de las pandemias, más desgarradoras, tenaces y a la vez de sosiego al planeta.

Pero ¿cómo se explica esto?, pues, una de las teorías más aceptadas del surgimiento de la pandemia de Covid 19, es la destrucción del hábitat de especies silvestres, comercio e introducción a la cadena trófica en la alimentación de seres humanos con animales salvajes; así lo manifiesta el Fondo Mundial para la protección de la Naturaleza WWF (por sus siglas en Ingles), y concluye que existe un vínculo muy estrecho entre la propagación de las pandemias y el tamaño de la pérdida de la naturaleza. Al respecto, la premisa es que una de las alternativas más valederas a futuro, para proteger la salud del ser humano, es proteger la salud y bienestar del medio ambiente.

En la misma línea de investigación Matías Mastrangelo, investigador de CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), incluye además como causa la extinción de especies silvestres (se han simplificado las cadenas alimentarias con la destrucción de depredadora, haciendo más posible el contacto con humanos y consiguientemente transmitir sus patógenos), cambio climático, destrucción de ecosistemas y urbanización – globalización; como causas del surgimiento de nuevas enfermedades y surgimiento de pandemias.

Adicionalmente, y volviendo al confinamiento; pienso que hace mucho tiempo ya lo habíamos estado, ¿cómo?, pues nos hemos confinado y aislado del hábitat que nos originó como especie, ¿dónde?, en las ecosistemas artificiales, en las ciudades. Cambiando el rumbo de nuestra evolución en el confinamiento en metrópolis, ambientes densos en población; lo cual facilita la propagación de enfermedades, dado que se ha cambiado la dinámica de transmisión.

Pero la otra cara de la situación actual, es que estemos confinados a una escala mayor, en nuestra zona de confort, no solo en nuestras casas, sino en la comodidad del miedo y esperando que alguien más solucione el problema y mejor si lo hace más temprano que tarde. Es posible que esto vuelva a ocurrir y con más frecuencia. La cuestión es: ¿estamos preparados?, lastimosamente! No!.

Y quizá todo lo anterior no sea lo más trágico; pues, los gobierno los tomadores de decisiones quizá ni imaginen la dimensión ecológica y medio ambiental de este suceso. Los gobiernos  invierten ingentes cantidades de dinero en la contención de la emergencia, y el tratamiento de la enfermedad, (LO CUAL ES TOTALMENTE NECESARIO), pero ni siquiera se les ocurre actuar sobre las causas; peor aún hay un silencio en la  información  de las posibles causas, no las visibilizan, las aíslan, las minimizan. Solo hacen resurgir a ciertos sectores que por tradición atienden desastres (policía, médicos, ejército), cuya labor es desde luego relevante: pero no se habla siquiera de los sectores vinculados a la prevención, ni  se los nombra (salvo excepciones). Mucho menos invierten en investigación científica basada en la prevención de este tipo de pandemias.

Entonces, ¿qué es lo que sucede con el ser humano ahora, en relación a su respuesta a esta pandemia? La Relación humano –  entorno, al parecer se ve afectada por lo espacial de la afectación  por un lado (el mensaje es más contundente si es a escala planetaria y no local),  y por otro, por la afectación directa o amenaza a la integridad y un miedo encarnado a morir.

Consiguientemente, cuando dijo relación humano – entorno, y solo poniendo como ejemplo el caso Bolivia, país cuya economía se ha basado y se basa en el extractivismo, lo cual es directamente proporcional a múltiples impactos ambientales de carácter negativo. Contrariamente  al general de la población (dijo al general, porque hay muchas organizaciones que trabajan arduamente en temas ambientales), no están conscientes de dichas afectaciones y mucho menos lo relacionan con el surgimiento, diseminación, propagación de enfermedades. O peor aún suponen “NORMAL”’ sacrificar y manejar la naturaleza, el entorno a cambio de “bienestar económico” a cuesta y voluntad nuestra. Al parecer ese es el mensaje y el actuar habitual.

Con esto pretendo exponer, que en un área dada, pueden existir múltiples amenazas o peligros que se originan por la pésima calidad ambiental: Degradación, deforestación, caza indiscriminada, contaminación de agua, entre otras; en sus entornos próximos (ciudad, país, comunidad); pero en el día a día el ser humano solo contempla, observan y pasa de lado, y en el peor de los casos lo vuelven parte de su identidad. Si es cierto, se ha escuchado decir  en algunos casos, solo por poner un ejemplo: “Tenemos sangre minera”, ”La copagira (ácido sulfúrico diluido que drena en algunos casos de las bocaminas en labores mineras) corre por nuestras venas y calles”; diciéndolo con amplio presunción y gozo.

La cuestión es: ¿por qué sucede esto?, debemos comprender que el medio ambiente no es un espacio neutro, está ampliamente marcado por lo cultural. Pero si queremos hacer frente a las enfermedades emergentes, debemos también evolucionar en lo cultural, cuestionarnos lo cotidiano, lo que aparentemente es parte de nuestra identidad, aquello que degrada destruye nuestro entorno, daña nuestra salud, aquello que ofrecemos a cambio.

Otro aspecto importante, es el sentido de pertenencia del planeta, creemos que nos pertenece…hoy las personas limpian sus casas, las desinfectan, dejan fuera sus desventuras, se encierran; lo cual me recuerda al confinamiento que hable en las primeras líneas de este texto. La cuestión es: ¿por qué no limpian desinfectan y dejan las desventuras del planeta fuera?, fuera de lo arraigado al miedo,  al igual que en sus casas, en sus zonas de confort. Pues muy probablemente sea porque, concebimos al planeta como nuestra propiedad y por tanto sujeta a nuestra voluntad, o porque lo entregamos como ofrenda a cambio, o quizá sea nuestra naturaleza.

Sin embargo, la vida y la evolución en este planeta, posiblemente no se enteraron que nosotros los seres humanos imaginamos al planeta como nuestro. Así que hizo y hará lo que tenga que hacer…..cambiar, evolucionar, reciclar, transformar y quizá algún momento de la historia de este universo…morir.

Entre tanto, queda la reflexión: ¿Tenemos tanto poder para cambiar el rumbo de la evolución de este planeta?, ¿podemos detener o atenuar esa acelerada evolución?, ¿somos capaces de comprender cuán grande es el efecto de nuestras acciones?, o tal vez ya no hay punto de retorno.

En definitiva y la certeza es que el planeta cambia, se adapta y continúa su travesía y con él la vida, formas de vida o no, o aquellas que están en el límite de la misma; que interactúan negativa o positivamente con nosotros, según la perspectiva,

Lo innegable es que si queremos como humanidad ser constantes y persistir nuestra existencia en este planeta azul agua, debemos cambiar la manera en que interactuamos con el entorno, cambiar la forma de ver el ambiente, entender que somos solo uno más de los miles de miles de especies y formas de vida que habitan este planeta.

Y para ello queda, conocer o adentrarnos más en un nuevo universo, llamado: Conducta individual, interpersonal y social. Comprender que la conservación del medio ambiente pasa por lo político. Pero eso no basta, la dinámica de las políticas públicas de los gobiernos también debe evolucionar, cambiar hacia no disfrazar los síntomas de un medio ambiente agonizante. Cambiar sus alegatos dobles, que la ofrenda deje de ser la causa misma.

De lo contrario esta pandemia puede ser en el  futuro algo NORMAL para el planeta, un planeta en regulación, desde luego no para nosotros. Acaso aL planeta le toque ofrecernos a cambio de su supervivencia.

mileox@hotmail.com